Por Juan Sebastian Hernández Herrán
Dentro del décimo primer Festival Gabo, se realizaron un conjunto de charlas, talleres y entrevistas que daban conocimiento de la importancia del periodismo y las diferentes ramas donde esta se mueve, pero sin duda alguna no podía hacer falta un taller o charla acerca del mismísimo Gabriel García Márquez, pues el festival lleva su nombre y él es mucho más que un escritor en este país y en general en toda Iberoamérica.
De esta manera, se creó la charla El universo creativo de Gabriel García Márquez con 4 grandes invitados que estaban muy relacionados con el escritor y periodista colombiano, entres estos se encontraban, Federico García, hijo de escritor, Carolina Sanín, novelista colombiana que ha estudiado a Gabo, Wilmer García, antropólogo y conocedor de las historias de Gabriel García Márquez, y como organizadora de la charla hacía participación Nadia Celis, escritora y admiradora del trabajo de Gabo.
Dentro de la charla, se nos hizo entender que realmente como colombianos no conocemos a Gabriel García Márquez, la verdad de esto es que aparentamos conocerlo, llamándolo Gabo como si fuera un amigo y exaltando el famoso realismo mágico, que aparece en sus obras. Sin embargo, únicamente conocemos la superficie de todo esto, tanto así que seguramente muchos ciudadanos colombianos no han leído más allá de una de sus múltiples obras, pero a pesar de esto nos referimos a él como un amigo, como “Gabo”.
Otro de los puntos importantes es saber cuál era el estilo de vida del escritor, y la verdad es que era una persona muy apasionada, la cual de manera muy coloquial se podría decir que “le daba a la máquina todos los días” escribiendo relatos, historias, novelas y demás, pero sin duda alguna, realmente conocer a Gabriel García Márquez, es entender y conocer su eterno amor hacia el Caribe Colombiano, no solo reflejado en sus obras, sino en su estilo de vida, lleno de la magia de los lugares costeros del país.
Le gustaba llevar una vida despreocupada, de un señor que cuando se trataba del futuro decía “cuando yo muera hagan lo que quieran”, como mencionaba su hijo. Sin embargo, la experiencia más hermosa y triste que se tuvo en la charla fue acerca de los últimos años de vida del escritor, pues entrando en la vejez, fue perdiendo la memoria poco a poco y con esta condición inevitable, se sentaba a leer sus obras y las criticaba fuertemente diciendo cosas como “¿Quién escribió esto?”, con enojo, para al final darse cuenta de que él mismo había escrito dichas obras.
Leer a Gabo, es entrar en una desventaja cultural, pues su estilo de narración estaba lleno de folclor, el cual funcionaba como un anecdotario, que nos iba metiendo poco a poco en una lectura llena de familias, tradiciones y dichos muy propios de la zona caribeña del país. Por otro lado, es importante resaltar que cualquier persona puede leer una obra del ganador del Nobel de literatura, pues a pesar de estar lleno un intelecto complejo y muy cultural, su estilo de escritura, también era para “el pueblo”, es así que por más palabras y anécdotas folclóricas, cualquier persona puede gozar de las historias de sus libros.
Eso sí, y como lo comentaba su hijo Federico García, para leer a “Gabo” se debe tener amor, con esta pequeña premisa se entiende que todas sus obras están llenas de sentimientos muy profundos y que es una necesidad adentrarse en dichas emociones para disfrutar al máximo sus obras, pues títulos como El amor en los tiempos del cólera, no serían igual de impactantes si no se siente el dolor y la pasión del protagonista al estar tan profundamente enamorado, y leer Cien Años de Soledad sin sentir la tranquilidad y el pasar del tiempo que te brinda la familia Buendía.
Realmente entender a este artista es comprender que no solo es un escritor, sino que realmente era un genio, era un gitano que vendía espejos, maravillando a todos los del lugar, como se menciona en cien años de soledad, Gabriel García Márquez era un genio, uno merecedor de un nobel, por una obra muy completa, pero no su mejor, teniendo en cuenta que relatos como del amor y otros demonios o el amor en los tiempos del cólera existen.
Es importante saber que muchas de sus obras también están al nivel o más alto que la ganadora de cien años de soledad, aun así como colombianos nos hacemos los de la vista gorda frente al hecho de aceptar la existencia de un genio entre nosotros, por el contrario, nos gusta verlo como un ser corriente, el cual era un buen escritor, todo esto con el fin de poderlo sentir como un ser cercano a todos nosotros.
Sin duda alguna, a pesar de su fallecimiento, Gabriel García Márquez, sigue y seguirá vivo en la eternidad, no solo por sus obras, sino por la huella que deja en cada persona que lee sus novelas y relatos, y la gran apropiación que como colombianos muy descaradamente tomamos de su imaginación, pues nos sentimos orgullosos de ser el país de un genio, sin querer ver sus grandes obras, nos jactamos de su genialidad y conocimiento, mientras poco a poco se van dejando de leer sus obras, y más irónicamente, nos apropiamos de sus inventos como lo es Macondo, siendo este un lugar en la imaginación del escritor, pero que como sociedad lo tomamos como un lugar real porque nos hace sentir más cercanos a él y a su conocimiento.
Gabriel García Márquez vivirá para siempre, y como portadores de su legado, debemos admirar, contemplar, entender, y consumir sus obras, no solo como escritor, o novelista, también como periodista, y así de esta manera realmente poder decir que somos el país de Macondo, porque lo sentimos así, y no solo porque suene bien, que realmente sepamos que el realismo mágico no es una mujer volando con mariposas amarillas, sino que va más allá de eso, y comprender que claramente él no era una persona corriente disfrazada de genio, sino un genio invadido por el amor al Caribe a la cultura escondiéndose en la capa de un hombre corriente.
Si este artículo fue de tu interés, y deseas saber más acerca de la charla, te dejo el video de la charla completa aquí debajo:
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