Por Samantha Pinzón Castillo
spinzonc2@ucentral.edu.co
El Centro de Memoria es un espacio que fue construido con el fin de rendir homenaje a todas las víctimas del conflicto armado y la violencia del país. Este lugar presenta el expediente histórico, recogido por la Comisión de la Verdad, que relata a Colombia como un país marcado por la violencia, ofreciendo una narrativa desde aquellas voces que han sido olvidadas a través del tiempo e, incluso, silenciadas por órganos del gobierno y la sociedad.
El recorrido inicia en la parte posterior de la superficie, donde la exposición se une con el cementerio central en homenaje a las víctimas del Bogotazo, un conflicto causado por las diferencias de ideología política y la poca participación democrática de la ciudadanía. En el sitio reposan más de 3000 personas y en sus tumbas, por medio de la técnica stencil, se representa el traslado de los cuerpos. Al fondo, se encuentran plasmadas en cristal diferentes cartas de familiares de las víctimas de desaparición forzada y, a su vez, una muestra de diferentes tipos de tierra conservados en tubos como representación de los lugares donde fueron vistos por última vez esas personas, simbolizando su existencia y su necesidad de justicia.
Imagen de Samantha Pinzón Castillo
No obstante, en los alrededores se sitúan diferentes árboles que, al observar con detenimiento, se descubre que son tumbas simbólicas de diferentes desaparecidos en el lapso del conflicto armado; mayormente cerca de ellos se encuentran frases que revelan que eran personas del común, algunos eran líderes, activistas, estudiantes, madres… eran simplemente ellos mismos. Las diferentes tumbas tenían objetos que buscan captar la esencia de su ser y, en lo personal, me llamó la atención la representación de la tumba de Diana Navarro Sanjuan, una activista y lideresa de los derechos de la comunidad trans y el movimiento LGTBIQ+; aunque las circunstancias de su muerte no fueron violentas, Diana estaba luchando contra los prejuicios y la violencia que sufrió al ser discriminada por lo que era, además, era la voz de las victimas que ejercen el trabajo sexual y aquellas que querían expresarse libremente.
A través de diferentes actos, el Centro de Memoria se convierte en un espacio de representación, reconciliación y construcción de la verdad para la paz, ya que desde el Acuerdo de Paz (2016) las víctimas buscaban luchar por su puesto como parte intermediaria y de gran representación para los diálogos; sobre todo, porque son aproximadamente 9,826,986 personas reconocidas como víctimas del conflicto, lo que equivaldría a más del 90% de la población de Bogotá-Región y a estar diecisiete años en silencio por su homenaje. Además de formar parte del acuerdo, también forman parte de la narrativa de la historia y, por ende, se les brinda un espacio para contar su testimonio con el objetivo de visibilizar los diferentes tipos de violencia que se ejercieron en el periodo del conflicto armado.
Imagen de Samantha Pinzón Castillo
Entre las diferentes historias, encontré esta clase de video- performance titulada Las violencias sexuales: la deshonra de lo sagrado. En donde diferentes víctimas relatan a su forma de ser el acontecimiento y el peso que este tuvo en ellas, no obstante, se destaca el hecho de que los agresores fueron miembros de diferentes bandos, sea la guerrilla, el paramilitarismo, la fuerza pública o autodefensas, todos fueron partícipes de ejecutar delitos sexuales. El hecho de que todas sean mujeres y que pertenezcan a una población de minoría representa la poca protección y defensa que tienen sus derechos, por ende, este producto es una forma de exigir justicia e igualdad para todos los ciudadanos sin importar a qué género pertenecen.
Desde cada historia y hallazgo se busca crear un espacio de cuestionamiento y reflexión a través de su análisis, por tal motivo, al finalizar el recorrido se le asigna la labor al visitante de aportar a las recomendaciones del informe para construir el camino de la paz y convertirse en gestor de cambio y culminante de los hallazgos. Como ciudadanos y pertenecientes de la nación se nos otorga el derecho a protestar y exigir nuestros derechos sin importar quienes somos, cómo nos identificamos y como nos expresamos; la intención del Centro de Memoria también es dar a conocer al entorno popular y de periferia su historia y, a su vez, que cada uno complete este gran proyecto y construya en conjunto la verdad.
Imagen de Samantha Pinzón Castillo
Un ejemplo de ello es la muestra de Eyael titulada ¿No tod@s llegaremos hasta viej@s?, la cual a través del arte realiza un recolección de diferentes artículos, entre el periodo de 2018 hasta el estallido social en Bogotá (2020), que nombraran temas como el desplazamiento forzado, la violencia de género, el racismo, la homofobia, el asesinato de líderes sociales, entre otros; con el fin de transformarlos en obras que visibilicen, concienticen y, sobre todo, confronten la estigmatización de diferentes conceptos que marcan y son parte de la realidad del país como el conflicto armado y la representación de la comunidad trans, motivo por el cual se decide exhibir la muestra el 20 de noviembre: Dia de la Memoria Trans, en honor a todas las personas transexuales, no binarias y LGTBIQ+ víctimas de violencia y agresión.
*Artículo producto de ejercicios académicos. No es oficial de la Universidad y las afirmaciones u opiniones emitidas a través de ellos no representan necesariamente a la Institución.
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