Por: Yajhaira Perez. yperezj@ucentral.edu.co
Foto tomada por: Camilo Andres
La gastronomía puede comunicar, pues bien, la gastronomía es un vehículo para expresar culturas, tradiciones, identidades, recuerdos, olores e incluso valores.
Más allá de ser solo un acto de alimentarse, la cocina es parte de un proceso en el que intervienen distintas personas. Un equipo que debe trabajar en conjunto y comunicarse para que cada preparación salga bien, al punto y con intención. No se trata únicamente de recetas, sino de transmitir un mensaje que llegue a quien prueba el plato.
No es casualidad que, al probar un bocado, podamos recordar nuestra infancia, la casa de la abuela, un viaje o incluso un momento especial. La comida es capaz de despertar emociones y sentimientos profundos, convirtiéndose en un puente entre lo individual y lo colectivo.
La comida acompaña al ser humano diariamente, pero un buen plato puede ir más allá de lo cotidiano: evocar sentimientos, despertar memorias, reconectar con raíces o generar nuevas experiencias. A través de sus sabores, los países pueden hablar, mostrar su historia, su diversidad y su identidad.
La gastronomía narra propuestas culinarias y, al mismo tiempo, vivencias. Es un lenguaje universal que se expresa con ingredientes, aromas y texturas. Cada preparación puede ser leída como un relato en el que se entrelazan creatividad, tradición y emoción.
En este sentido, la cocina no solo alimenta el cuerpo, sino también el alma y la memoria colectiva. La gastronomía comunica porque cuenta historias que trascienden la mesa y se convierten en símbolos de quiénes somos y de lo que queremos compartir con el mundo.
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