En este año 2023, el fútbol sigue manteniéndose como una máquina de ingresos que afecta directamente a varias de las aristas de la sociedad. Sin embargo, aprovechando los últimos casos de racismo que se han presentado en las competiciones futbolísticas, es importante hacer una valoración del tipo de aficionados que se pueden encontrar en los recintos deportivos y las actitudes que puedan tener dentro de estos, esto con el fin de lograr en un futuro mejorar la convivencia, la tolerancia y la responsabilidad en los espacios de recreación y deporte.
Por: Jorge Iván González Moreno
Dentro de esta valoración, uno de los aspectos que más se ha descuidado y al que aún no se le ha podido encontrar una solución, por lo menos de manera definitiva, es la discriminación que se vive dentro del fútbol, discriminación que está dividida en diferentes vertientes como la homofobia y la xenofobia, entre otras; sin embargo, la que más se ha mantenido latente en los últimos años es la del racismo, problemática que se vive en el llamado “deporte rey”.
El racismo en el fútbol ha sido un fuerte dolor de cabeza en las últimas décadas, y, lamentablemente, al parecer, más que haberse solucionado, parece haberse consolidado e incluso normalizado por las diferentes instituciones que integran este deporte. Con esto no se pretende decir que instituciones como la CONMEBOL, la UEFA o incluso, la más importante, la FIFA, no hayan buscado estrategias que intenten reducir este tipo de comportamientos. Incluso, se han hecho campañas exitosas y se ha podido mejorar relativamente el ambiente dentro de los estadios; pero, a nivel general, el progreso ha sido más que discreto y sigue siendo muy lejana la meta de erradicar el racismo, en cuanto al corto y mediano plazo.
Para reconocer el racismo dentro del fútbol, basta con ver cualquier partido mediáticamente trascendente, entre clásicos rivales o que defina un campeonato, para mirar el ambiente hostil que genera la hinchada del equipo local hacia el equipo visitante; dentro de esa hostilidad, se incluyen los insultos racistas hacia jugadores de raza negra, provocando desorden público, y el enojo y frustración de estos futbolistas que, denigrantemente, están siendo vapuleados verbalmente por el color de su piel.
Casos como el anterior existen de manera abundante, desde el jugador italiano Mario Balotelli que, hasta en tres ocasiones, ha sido víctima de insultos racistas, provocando que, entre lágrimas, salga del campo de juego y decida abandonar el partido; hasta el jugador español Iñaki Williams, que, hace un par de años, recibió gritos simiescos (sonidos haciendo alusión a primates) en un partido de la liga española. Por desgracia, se han podido presenciar actos aún más vergonzosos, como el de Dani Alves, jugador brasileño que jugaba en aquel entonces en el FC Barcelona, al que le lanzaron un banano en mitad del partido, haciendo una referencia a los simios.
En el presente, el caso más destacado es el del jugador del Real Madrid, Vinicius Jr, jugador que, a lo largo de toda esta temporada, viene siendo insultado en los diferentes campos de juego de la liga española. Semana tras semana, el futbolista ha visto cómo los hinchas del Real Valladolid o del RCD Mallorca, lo agreden verbalmente cada vez que el jugador se hace con el balón; incluso, hace unas pocas semanas, hinchas del Atlético Madrid colgaron un muñeco de trapo que aludía a Vinicius en un puente en la ciudad de Madrid, lo cual deja claro el desprecio sistemático que viene sufriendo el brasileño.
¿Existe en realidad una solución para este conflicto?, la respuesta puede parecer lejana y, de cierta manera, encaminada al fracaso, pero eso no significa que no se puedan generar soluciones que puedan disminuir el daño. Los diferentes procesos de sensibilización y cambio de lenguaje se han realizado desde hace varios años, pero no han tenido mucho éxito, principalmente por ser un problema que no solo existe en el deporte, sino que en la misma sociedad se aprecian estos diferentes discursos de intolerancia.
“El fútbol es la cosa más importante de las cosas menos importantes” (Jorge Valdano, al consagrarse campeón del mundo con Argentina en 1986).
El fútbol es una fuente de beneficios para muchas personas, es sinónimo de alegría y ayuda a olvidar los problemas personales y del mundo. Es una fuente de entretenimiento, un espectáculo y una invitación a la recreación, al deporte y al cultivo de valores y conductas. Por esto, es importante proteger este espacio de discursos de odio e intolerancia, buscar desde lo individual y lo colectivo cambiar el comportamiento dentro de los estadios, y neutralizar, no solo el racismo como se ha tocado en este artículo de opinión, sino también la xenofobia, la homofobia y cualquier tipo de discriminación.