Solo se habla de Palestina cuando hay numerosas muertes o cuando Israel con su costumbre de crear ríos de sangre y aun así parecer la víctima, llama la atención del mundo. Hemos dejado de lado a un pueblo que ha pasado más de 74 años de violencia y que solo cuando vuelve a salir en las noticias nos acordamos de él.
Por: Gabriela Carrillo
El territorio palestino era gobernado por Inglaterra después de la Primera Guerra Mundial, y tras la finalización de la Segunda, se pensaba que declararían a Palestina como independiente, pero los británicos le habían prometido parte del territorio a los judíos. Además de esto los judíos siempre habían mantenido el argumento religioso de su tierra prometida la cual era Palestina; es por esto que durante el siglo XX comienza la inmigración en masa de judíos a tierras palestinas y poco después inicia el conflicto entre judíos y palestinos. Palestina siempre ha existido, mientras que Israel fue creado por decreto de las Naciones Unidas.
La realidad del pueblo palestino no puede seguir siendo ignorada, y más en específico la de los niños y jóvenes que habitan dicho territorio, el cual no pueden llamar hogar, pues no son libres en esas tierras, en la medida en que están constantemente rodeados por asentamientos israelíes; o más bien tumores cancerígenos que prohíben y destruyen todo lo que según ellos atente contra el estado de Israel.
Pero, ¿son acaso las escuelas palestinas un arma en contra de Israel? Porque dichos asentamientos, se han hecho presentes para destrozar las instalaciones de los colegios o ponerlos en constante amenaza de destrucción. Debido a esto, los niños palestinos no logran llegar a un bachillerato y muchos culminar sus estudios, pues la mayoría de ellos no tienen más opción que abandonar el colegio a temprana edad y deben ayudar a cubrir las necesidades de su familia y ellos mismos.
El muro que atraviesa Cisjordania, que realmente hace el papel de un gueto como los que construyeron los nazis contra los judíos que ahora lo repiten, repercute en el acceso de sus derechos básicos, como el agua, los servicios sanitarios, el trabajo, además de la educación mencionada. No contento con la destrucción de colegios, el pueblo israelí complica aún más las cosas para el palestino, destruyendo también los hospitales y centros ambulatorios de salud; y además de esto, el ejército israelí varias veces le ha negado el paso a familias palestinas con niños o jóvenes heridos.
En Palestina, el 22% de los niños mueren antes de los cinco años, pues el ejército israelí no duda en usar gases lacrimógenos o disparar a palestinos, así estos sean niños, jóvenes, adultos mayores. Para el gobierno de Israel, las piedras son igual de peligrosas que las balas, es decir que si un niño le tira una piedra a algún militar israelí, este puede hacer uso de sus armas en contra del niño o de lo contrario llevarlo a prisión por 20 años.
Por eso les pregunto a aquellos que estén leyendo estas líneas: ¿está bien pensar qué los recuerdos más felices de un niño en Palestina sean jugar con balas? o ¿qué la pijamada con un amigo sea debido a que los soldados israelíes los han sacado de su casa? En respuesta a todo esto diría que no, mucho menos el que se vean vulnerados sus derechos de manera tan evidente y para el gobierno israelí la excusa siempre será que actuaron en defensa o porque se ve afectado Israel.
Aun después de todo esto, los niños y jóvenes palestinos no se rinden ante la adversidad de ver a su pueblo tan devastado, y más después de perder la esperanza en los fines políticos al evidenciar que no se cumpliría lo dicho en el acuerdo de Oslo en 1993: que si el pueblo palestino confiaba y mantenía la paz tendrían un Estado. Hoy por hoy, solo les queda a ellos mismos defenderse y apoyarse, darle visibilidad a su pueblo y evidenciar que no son ellos los que han estado violando y destruyendo al pueblo israelí.
Los palestinos siempre han luchado por lo mismo: la dignidad de su pueblo y en las manifestaciones es lo que mantienen presente. En la mayoría de estas se ven citados por los jóvenes palestinos pues, según algunos, “no tienen más que perder” y en su mente queda el anhelo de algún día poder vivir realmente y tener una vida normal.
A pesar de evidenciar en muchas ocasiones la falta de humanidad en el ejército israelí, que al ser capaz de disparar, golpear y arrestar jóvenes por ayudar a otros palestinos malheridos, como en el caso de Mariam Afifi, una joven palestina que fue arrestada por ir a ayudar a otra joven golpeada, y mientras era arrestada le sonreía a la cámara, en modo de protesta y un mensaje claro para todos los palestinos de que vale la pena luchar por su pueblo y que está bien a pesar del daño físico causado por el militar israelí.
Desde Mariam Afifi, muchos jóvenes más se sumaron a la protesta de sonreír mientras eran arrestados, además de que la mayoría de palestinos cargan en su cuello la llave de aquellas casas que les han destruido o de las que los han expropiado, pues es símbolo de la resiliencia, unión del pueblo palestino y el anhelo de que algún día volverán a aquel territorio que siempre ha sido suyo.