Por Johan Andrés Romero Cepeda
El terror y miedo lo evitamos a toda costa, se disfruta en ciertas ocasiones con películas de terror, por ejemplo, es por ello que quise experimentar el vivir en una película, y fui con mi Prima, Mariana, a un escaperoom cerca a Unilago sobre la película Saw, al llegar al sitio nos engancharon los pies a una cadena fijada en el piso.
Mariana tenía los dos pies encadenados y estaba asegurada con candados que son abiertos con llave. A primera vista, Mariana estaba al lado de dos retretes que tenían los tanques asegurados con un candado de letras y el otro estaba asegurado a con un candado direccional, inmediatamente asocie el sitio con el baño de la película.
Yo estaba al frente de un espejo, estaba rayado. Detrás de Mariana había unas figuras pintadas, entre los dos tratamos de entender, pero el sitio estaba oscuro, le dije a Mariana que, si podía revisar en las tazas de los retretes, allí encontramos una linterna la cual nos ayudó a ver con mayor claridad lo que estaba en el espejo.
Nos demoramos en entender que en el espejo había unos números los cuales serían la clave del candado que me aseguraba a la cadena. Ya liberado empezó a recorrer el baño para entender dónde podrían estar las llaves para liberar a Mariana, aún seguíamos con el rayo de luz que producía la linterna, veíamos un interruptor que no quisimos tocar.
Al cabo de los minutos tomé la decisión de mover el interruptor, inmediatamente una luz con una tonalidad azul nos ayudaba a ver con mayor claridad el sitio en el que estábamos, vi una tina con jeringas, allí encontré las dos llaves para liberar a Mariana, estábamos los dos libres, pero quedaba solo 30 minutos en el reloj.
Mariana comenzó a explorar la habitación, ahora debíamos encontrar una llave que abriría una caja ubicada en el centro del baño, Mariana vio unas flechas de neón que nos dirigen a una parte detrás de la tina donde estaban las llaves para abrir la caja, dentro de la caja estaba la clave que abriría un candado de los retretes.
Dentro del tanque había un trozo de palo con unas letras sin embargo el mensaje no era legible, pensamos y miramos a nuestro alrededor para encontrar algo que pudiera encajar, encontramos unas letras incompletas que al juntarlas con el palo daban un mensaje, pero no sabíamos dónde ponerlo ya que, el candado era direccional.
Mariana empezó a ver en las paredes una baldosa diferente, logramos remover la baldosa y había un cilindro que resguardaba una nota, inmediatamente vimos que para abrir este cilindro debíamos usar el mensaje en la pared.
Había una nota en dicho cilindro con un mensaje dando las direcciones para abrir el último candado de la habitación, dentro del tanque encontramos un palo con el cual debíamos resolver un laberinto ubicado al lado de lo que parecía era la puerta para salir de la habitación, guíe a Mariana para lograr resolver el laberinto y se abrió un compartimiento.
En este momento la puerta empezó a moverse el estrés, la ansiedad, el miedo nos jugaron en contra y no quisimos abrir la puerta, vimos que quedaban 7 minutos en el reloj, tomamos el valor para abrir la puerta, entramos a un cuarto pequeño, para nuestra sorpresa no había nada, solo un recipiente asegurado con otro candado.
Vimos en ese cuarto pequeño números en las paredes, se nos dificultó porque estaba todo a oscuras y seguíamos alumbrando con la linterna, logramos abrir el candado y tuvimos que presionar 3 botones a la vez para abrir lo que sería la puerta hacia la libertad.
Para nuestra sorpresa al abrir la puerta llegamos a un segundo cuarto que tenía una caja en toda la mitad con unos orificios para meter las manos, las paredes estaban totalmente llenas de números y había dos cajas más en las paredes aseguradas con candados, el tiempo había terminado para ese momento y el juego había acabado.
Salimos y tuve la suerte de hablar con Andrés, la persona que atiende el sitio, me dijo que estos juegos ayudan a liberar el estrés, nos animó diciendo que nosotros habíamos llegado lejos porque lo más recomendable es jugar con un grupo de 4 personas, ya que hay diferentes puntos de vista y el trabajo en equipo hace las cosas más sencillas.
Me causó curiosidad saber sobre su trabajo, en este caso su rol es mantener el establecimiento limpio y ayudar tanto a las personas con pistas como asustar a los participantes para complicar la salida de la habitación.
Salimos con hambre y fuimos a comer, Mariana me dijo que ella creía que sin la presión la salida del sitio hubiera sido más fácil, aún sabiendo que era un juego íbamos sugestionados y con miedo y por esto nos demoramos en descifrar los acertijos.
Esto me recordó un fragmento que había leído de la obra La partida escrita por Miguel Delibes que dice “¿Por qué si uno sabe nadar flota sin moverse y cuando no sabe se hunde? El miedo pesa “cuánta razón” en una frase, por miedo no hacemos muchas cosas, paramos proyectos y cosas que queremos para la vida.
Quedé con una bonita reflexión aquella tarde, entendí que el miedo es una gran barrera y que ponemos nuestras propias barreras mentales con temores, pero a la vez, somos los únicos que podemos derribar dichas barreras y abrir la puerta a la libertad.