Por: Jorge Andrés Pedroza Camacho – Jpedrozac1@ucentral.edu.co
La noche del martes, en All Star Bowling de la calle 90, dejó de ser una simple velada de bolos para convertirse en un portal hacia Hawkins, Indiana. Galletas Festival y Netflix unieron fuerzas para crear algo que va mucho más allá de un lanzamiento tradicional, pues se encargaron de darnos una experiencia inmersiva completa para promocionar simultáneamente la última temporada de Stranger Things y la nueva edición limitada de galletas Festival sobre la serie.

Sofía Castro, Ami Rodrigues y Amara que linda durante el evento de Festival por Netflix
Foto: Morera Comunicaciones
Una cátedra sobre los anuncios
Cuando cruzabas la entrada, quedaba claro que esto no era un evento publicitario convencional, pues el ambiente fue meticulosamente diseñado para transportar a los asistentes directamente al universo de la serie. Festival entendió que no se trataba de ver anuncios sobre Stranger Things o probar un producto de manera aislada, sino de estar dentro de una experiencia en donde las galletas y la serie convergen naturalmente.
Esta alianza estratégica entre una marca de galletas y una plataforma de streaming demuestra cómo la publicidad inmersiva permite a dos productos completamente diferentes compartir un mismo espacio narrativo sin que ninguno pierda protagonismo. La nueva edición limitada de Festival se integró orgánicamente en la atmósfera nostálgica de los años 80 que caracteriza a Stranger Things, creando una asociación memorable entre ambas marcas.

Sofía Castro, Ami Rodrigues y Amara que linda durante el evento de Festival por Netflix
Foto: Morera Comunicaciones
La inmersión como estrategia de co-branding
La publicidad inmersiva funciona porque apela a algo fundamental y es a nuestro deseo de pertenecer a las historias que amamos. En lugar de simplemente informar sobre el lanzamiento de una nueva temporada o una nueva edición especial, el evento invitó a los asistentes a vivirlos simultáneamente, gracias a que cada detalle del espacio había sido cuidadosamente pensado para crear una atmósfera donde tanto la estética de la serie como la propuesta sensorial de Festival cobraron vida.
Este tipo de activación tiene ventajas claras sobre la publicidad convencional. Primero, genera un impacto emocional mucho más profundo, además, los asistentes no solo recibieron información sobre los lanzamientos; crearon memorias donde el sabor, la música, la iluminación y la conversación se entrelazaron en una experiencia única. Por otro lado, convierte a los participantes en embajadores orgánicos de ambas marcas, ya que una experiencia memorable se comparte, se fotografía, se comenta. La publicidad inmersiva crea su propio efecto multiplicador en redes sociales sin necesidad de pautas adicionales, utilizando a su favor el contenido generado por usuarios, mejor conocido como contenido UGC.
Dos marcas una sola historia
Lo más interesante de esta colaboración es cómo Festival y Netflix lograron algo que pocas alianzas publicitarias consiguen, y es crear una narrativa coherente donde ambos productos se potencian mutuamente. Este evento no se sintió como dos campañas paralelas compitiendo por atención, sino como una experiencia unificada donde probar el nuevo sabor o edición especial de las galletas era parte natural de sumergirse en el universo de Stranger Things.
Este es el verdadero poder de la publicidad inmersiva, pues permite que múltiples marcas construyan juntas una experiencia que vale la pena vivir, no solo ver. A esto se le suma la participación de múltiples figuras públicas con gran relevancia en redes sociales, entre los invitados encontramos a Sofía Castro, youtuber que cuenta con 9 millones de seguidores en su canal de Youtube y está muy cerca de llegar a los 8 millones en su cuenta de Instagram. Ami Rodriguez, que cuenta con 28.4 millones de seguidores en su canal de Youtube, 12.9 millones en TikTok y 5 millones en Instagram.

Asistentes al evento de Festival por Netflix
Foto: Morera Comunicaciones
El futuro ya llegó
Lo que vimos ayer en All Star Bowling es una muestra de hacia dónde se dirige la industria publicitaria. Las marcas más inteligentes están entendiendo que en un mundo digital sobresaturado, las experiencias físicas e inmersivas tienen un valor incalculable, que no se trata solo de vender un producto o promocionar un contenido; se trata de construir comunidades y generar conexiones reales.
Netflix y Festival demostraron que cuando la publicidad deja de interrumpir y empieza a invitar, cuando deja de hablar y empieza a crear espacios de conversación y experiencia compartida, el resultado es mucho más poderoso que cualquier campaña tradicional.


