El cuidado de la zona íntima femenina: productos y riesgos

Por Samantha Pinzón Castillo

spinzonc2@ucentral.edu.co

Los productos de higiene de la zona vaginal han evolucionado con el tiempo, se han ofrecido desde toallas adaptables a cualquier tipo de pantie o un tampón con mayor absorción. Sin embargo, la realidad es que son productos arcaicos que siguen sin suplir por completo las necesidades de la mujer y ofrecen superficialidad. En el siglo XIX, se registraron las primeras 20 patentes de productos menstruales, incluyendo la copa y la ropa interior menstrual, que estaban elaboradas con materiales inapropiados, como el aluminio y la goma, pero tenían la misma función de hoy en día. Estos productos son nuevos en el mercado no por su innovación, sino porque la menstruación dejo de ser un tabú y estos artículos dejaron de ser solo para la élite.

Según la investigación de la página Hello Clue, antes de la primera guerra mundial, para acceder a estos productos se tenían que pedir por catálogo, hasta que llega la línea de Kotex con toallas y tampones comerciales y en 1972, se consideran productos con mayor practicidad, ya que la toalla requería de un cinturón sanitario y el tampón tenía una duración de cuatro horas máximo. No obstante, surgieron problemas sanitarios relacionados con síndrome de choque tóxico (TSS), candidiasis e infección vaginal. En los años 80 y 90, se reportaron 5000 casos de TSS y, al mismo tiempo, se dijo por primera vez el término menstruación en televisión norteamericana; esta controversia junto a una normalización causo una relación desfavorable de la menstruación con el desaseo.

Actualmente, existen opciones saludables para el cuerpo, tales como la copa menstrual de silicona y productos adecuados al pH personal, pero no todas las mujeres tienen libre acceso a estos y tampoco se salvan de comprar algo que contenga químicos dañinos como el glifosato. Carlos Rodríguez, licenciado de Química de la Universidad Distrital, explica que el pH es un componente que ayuda a la conservación de bacterias beneficiosas controlan agentes patógenos en nuestro organismo, en el caso de la vagina, contratacan ciertas infecciones o componentes externos a esta como podrían ser lo polímeros y plásticos de una toalla higiénica u otro producto que, en caso de no nivelar el pH, podría contener componentes disruptores endocrinos, esto como consecuencia puede causar diferentes infecciones, debilitando las defensas y, en pocos casos desatar un posible cáncer.

La toalla sanitaria tiene componentes que pueden ser tóxicos, pero el riesgo es aún mayor con los tampones, ya que al ser introducidos en el cuerpo, pueden liberar más rápido estas toxinas en la sangre. Sustancias como ftalato, parabenos, bisfenoles y tricoalbal, que son disruptores endocrinos, fueron encontrados en los tampones por el estudio de Gao Et Al (2020), estos son utilizados para la conversación de la forma y su plastificación. Sus partículas pueden filtrarse en la mucosa vaginal y causar irritación interna y, su combinación puede dar como resultado dioxinas que estén relacionadas con alteración de hormonas, como la insulina, la glucosa, los estrógenos y la tiroxina o, cambios en el tejido uterino en la recepción de sustancias. No obstante, ninguna va relacionada directamente con el cáncer.

Fotografía tomado de: El Siglo de Durango

La Universidad Nacional de la Plata realizó un estudio, en el Espacio Multidisciplinario de Interacción Socioambiental (EMISA), que afirma que: “El 100% de los algodones y gasas estériles contienen glifosato(una herbicida potencialmente cancerígeno según la OMS) o su derivado de AMPA”; sin embargo, se ve relacionado más con el uso del algodón como producto personal higiénico y, en el caso de los productos de higiene femenina es, como una ruleta al comprar, algunas marcas no tienen, otras tienen alguna de las dos  y otras tienen las dos. La idea sería que en todas las marcas fuese nulo, ya que, como explica el licenciado Carlos Rodríguez, es un agroquímico utilizado para la fumigación y preparación de la tierra bastante fuerte y que al tener un contacto constante con el cuerpo es absorbido, puede llegar al torrente sanguíneo y causar una intoxicación que dé como resultado cáncer.

Al estar presente en un tampón, mayor es la probabilidad de que el glifosato llegue a ingresar a nuestro cuerpo, esta problemática también se relaciona con otros productos de higiene femenina que su materia prima sea el algodón. Según el DANE y su estudio de Menstruación en Colombia, el 93,1% de las mujeres utiliza toalla higiénica y 11,2% tampón y, que la mayoría de este porcentaje es de clase baja y media; por tal motivo, es un gran porcentaje que corre riesgo de tener contacto con los disruptores endocrinos o el glifosato y, al ser algo que aún se encuentra en baja regularización, las mujeres como consumidoras deben tener conciencia del uso adecuado de estos productos.

La ginecóloga Catalina Agudelo explica que para conocer los productos que son adecuados para la zona íntima hay que consultar primero con un especialista, el cual se encarga de explicar sus niveles de pH y compuestos, cómo pueden alterar la flora vaginal y cuáles son recomendables para el cuerpo de cada paciente. Siguiendo estos pasos se pueden evitar las complicaciones al usar estos productos, un ejemplo común es el uso de protectores diarios que, según la ginecóloga, mayormente se recomienda no utilizarlos, pero hay casos que es necesario y se recomienda cambiarlo cada cuatro horas; otro ejemplo es el de los tampones que varía su absorción y de eso depende su duración, sin embargo, no se debe dejar más de ocho horas ya que podría causar TSS, que consiste en la sobrepoblación de bacterias de la vagina que pueden migrar al torrente sanguíneo, causar sepsis (infección que se generarla en todo el cuerpo) y podría causar la muerte.

“…Hay muchos jabones íntimos en el mercado que no tienen el pH adecuado y dicen ser antibacteriales, pero tenemos unas bacterias buenas en la flora vaginal que terminan siendo eliminadas, favoreciendo la infección…” esto lo afirma la ginecóloga Catalina Agudelo.  Siendo un reflejo de otros factores comunes en la mayoría de productos, como lo son los olores, perfumes y químicos que pueden alterar el pH y comportamiento de la vagina si las mujeres se exponen a ellos y desconocen las causas de sus infecciones. Por tal motivo, es importante realizar un trabajo de investigación respecto a qué beneficia y qué altera el organismo según cada persona, educar al respecto de los productos de higiene femenina y realizar un autococimiento de la zona íntima.

Para plantear a la realidad todo lo mencionado, se realizó una encuesta a 50 mujeres entre los 15 y 50 años, en la cual se hicieron preguntas generales respecto a su estrato social, ocupación y relación respecto al autocuidado que cada una tiene en la menstruación. Donde el 42% eran de estrato medio y la mayoría de ellas usan toalla higiénica, perteneciendo al 78%, también se manifestó que la mayoría de las mujeres encuestadas utilizarían la copa menstrual, ya sea por temas de salud o ambientales pero, no cuentan los ingresos necesarios para acceder a ella. Por otro lado, se les pregunta si han sufrido alguna irritación o infección por productos femeninos, en lo cual 40% afirmaron que habían presentado estos síntomas y se mencionan productos como la toalla higiénica, los tampones y el jabón íntimo.

La última pregunta de la encuesta va relacionada a si han recibido alguna charla educativa respecto a los cambios hormonales del cuerpo y la menstruación, a lo cual el 70% afirma que sí las ha recibido. Basándonos en estos datos podemos deducir que las mujeres no sufren infecciones por desconocimiento sino porque la mayoría de veces esta va relacionada al uso de un producto de higiene femenina; los cuales hemos visto que aún contienen químicos y componentes no aptos para la flora vaginal y, que la solución más factible a que estos índices de complicaciones bajen es que la industria decida tomarse más enserio el tema de que no solo es el ámbito comercial sino de sanidad. También profundizar en que al dejar a la mujer como la única responsable de consumo crea un sesgo clasista ya que, la mayoría accede a lo que puede y no tiene la opción de elegir entre una toalla o una copa menstrual.

Según el estudio de Menstruación en Colombia, realizado por el DANE: “El uso de la copa menstrual es más frecuente entre las mujeres jóvenes (4,4% entre las mujeres de 18 a 28 años), con mayor nivel educativo (6,0% entre las mujeres con educación profesional y posgrado) y con mayores ingresos (7,9% entre las mujeres que tienen la posibilidad de ahorrar alguna parte de sus ingresos)”. Lo cual ya está dejando de lado los grupos étnicos vulnerables según el Ministerio de Cultura y clases medias y bajas, donde a veces la única opción es la toalla menstrual o quedarse en casa e interrumpir todas las labores del día, tal como se ve registrado 24,2% de la población.

Concluyendo que los productos de higiene femenina deberían tener una mejor regularización en el mercado, desde su fabricación hasta su distribución, para que así cualquier persona menstruante se sienta tranquila al realizar su compra y no sienta temor y duda al leer la tabla de componentes de su producto. La menstruación de por sí altera drásticamente el cuerpo y, que ahora un agente externo empeore la sintomatología es algo que no se debe permitir. La educación es clave para saber qué productos pueden alterar la vagina y organismo personal, pero es más importante ofrecer productos de calidad y confiables para las mujeres sin importar los aspectos socioeconómicos que las rodeen.

Artículo producto de ejercicios académicos. No es oficial de la Universidad y las afirmaciones u opiniones emitidas a través de ellos no representan necesariamente a la Institución.

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