Cuando decidí ver esta historia nunca me imaginé con lo que me encontraría, esperaba que fuera otra típica serie de deportes, algo del montón, pero de verdad me llevé una gran sorpresa. En este momento donde estoy a un paso de poder terminar este alocado y conmovedor camino, esperado ver al equipo levantar el trofeo de la liga inglesa, solo me gustaría escribir algo rápido, pero personal, de este viaje que está a punto de terminar.
Por Juan Diego Yara Sanabria
En el momento que acepté acompañar a esta persona en su nuevo reto, pasar de ser coach de fútbol americano a convertirse en entrenador de soccer inglés, teniendo que abandonar su ciudad natal Kansas y a su familia. El destino era Richmond, un pequeño suburbio de Londres. Pero valió la pena, conocer y vivir en Londres es una experiencia alocada y más para un par de americanos, llegué siendo parte fundamental del staff técnico y poco a poco me convertí en hincha y habitante de este encantador sitio.
Con el paso de los días, meses y temporadas tuve la oportunidad de conocer en verdad quién es él, una persona con un enfoque poco convencional y su actitud positiva, tienen un impacto profundo en sus jugadores y en las personas que los rodea, pero también deja esa huella en sus televidentes. Es también una persona que, a pesar de las dificultades, su actitud optimista y su inquebrantable creencia en el poder del trabajo en equipo y la bondad humana, para luchar contra las dificultades, hacen que sea imposible no encariñarse de él.
En el momento que decidí seguir en esta locura, no pensé que sería un camino de aprendizaje, pensé que solo sería alegría, una que otra derrota y guion a favor. Nunca llegué a imaginarme que sufriría tanto por un descenso, tampoco imaginé que me alegraría y celebraría tanto un ascenso para volver a luchar por la liga inglesa. En el momento en que volvimos a ascender, todos los periódicos nos volvían a poner en el descenso, pero me acordé de una palabra que esta pegada encima del marco de la puerta de nuestra oficina: “creer” y con trabajo duro y creyendo estamos a un partido de ser campeones.
Pero este viaje también me ayudó a entenderme y perdonarme, también a las personas que ya no están mi vida por x o y razón, o a las que sigo viendo todos los días, también he aprendido que es la redención, la amistad y la resiliencia, cositas que me han ayudado en este semestre. No puedo negar que sin esta serie no sería quien soy hoy, me enseñó la importancia de la bondad, el trabajo en equipo y la perseverancia en un mundo a menudo cínico. Para mí se convirtió en un símbolo de esperanza y optimismo, demostrando que a veces los héroes más grandes son aquellos que tienen la capacidad de sacar lo mejor de los demás.
Acá sentado en una de las butacas del Nelson Road, un estadio que me acogió y se convirtió en mi casa el tiempo que estuve aquí. En el momento que escribo esto veo de reojo como riegan el pasto preparándolo para una nueva temporada y aunque suene surrealista aún escucho aquellos ecos de la gente eufórica celebrando el campeonato. Para terminar. Solamente quiero cerrar con un simple adiós, nos vemos.