La propuesta de reducir el salario de los congresistas ha tomado vuelo en estas primeras semanas del Congreso renovado. Los más de treinta millones de pesos del sueldo que se ganan senadores y representantes a la cámara fueron puestos en tela de juicio, puesto que hay un proyecto de ley que pretende bajar la remuneración económica por el trabajo legislativo. El proyecto es abanderado por partidos y coaliciones de todas las ideologías políticas.
Por: Esteban Jurado Pedraza
No es la primera vez que un proyecto por el estilo es presentado. Por ejemplo, el Senador Iván Cépeda lo ha hecho más de diez veces y nunca ha sido aprobado. La bancada del Pacto Histórico y otras políticas progresistas lo propusieron en campaña, causaron gran aceptación en la ciudadanía. Como no, si el Congreso tiene una imagen bastante desfavorable y en general tiene una percepción negativa por parte del pueblo colombiano; todo acto encaminado a quitarles privilegios salariales será bien visto. Sin embargo, no es tan sencillo como lo menciona el discurso con fines electorales.
Los salarios públicos están supeditados a varios decretos, e intervenirlos sería afectar a todos los empleados y empleadas que componen el sistema. No son solo prebendas y primas demasiado generosas, que sí hay que modificar, sino que también es exponer otros salarios que apenas son justos para trabajadores rasos del sector público y en este caso de la rama legislativa.
Por otra parte, varios y varias congresistas del Pacto Histórico, Dignidad y Comunes usan una buena parte de su salario para financiar comunidades y colectivos sociales que necesitan movilizarse o realizar alguna acción política. Una rebaja de salario implicaría quitarle oportunidades a personas que en verdad requiere de ayuda de políticos para realizar sus actividades dignas y justas. Pero esto es solo un ejemplo, sin contar la remuneración de las personas que están detrás del trabajo de congresistas.
Otro punto que le deja en un manto de dudas el proyecto, es su uso para sacar réditos políticos. Estén de acuerdo o no, las discusiones presentadas entre Jhonatan Ferney Pulido Hernández y María José Pizarro hacen ver que no es una propuesta que haga del Estado un ente más austero y ahorrador, sino más bien ganar aceptación popular. No puede ser posible que en ese debate se vaya tanto tiempo cuando hay otras prioridades y proyectos que sí necesita con urgencia el país.
Es claro que Colombia quiere y merece un mejor trabajo por parte de los congresistas y que se les deben quitar varios privilegios, pero la reducción del salario no es algo que solucione la corrupción, poca eficiencia y otros problemas que posee actualmente el Congreso. No hay que llenar egos, solo se debe ser consciente de que esta nueva legislatura no debe caer en debates inocuos y superfluos.