POR: Carlos Adrian Zamora Sachica
En algún momento nos habremos topado con estos patrones cuadrados, en espacios académicos, económicos, informativos, publicitarios o comerciales; los códigos QR son una herramienta atractiva, pero pocos conocemos la diferencia entre un QR dinámico y uno estático, por esto vamos a dejar claro qué son, para qué sirven y cuál es el ideal para las marcas y sus estrategias.
Partamos de las siglas QR, que quiere decir Respuesta Rápida. Inicialmente se creó con el fin de darle seguimiento a autopartes en 1994. Aunque es similar al código de barras, el QR guarda mayor información: su lectura es vertical y horizontal. Pueden contener información final o ser un intermediario; entonces podría tener como destino un website, un direccionamiento a una conversación o una forma de agregar contactos de manera automática.
Los códigos QR en general son una gran herramienta por su capacidad para manejar diferentes tipos de datos, tener una alta velocidad de escaneo, contar con representaciones flexibles y porque su lectura es universal y puede realizarse con cualquier smartphone o tableta. ¿Pero qué hace especial a los códigos QR dinámicos? Cuando generamos un código QR estático, la información que hayamos dejado en la dirección electrónica de destino se encuentra incrustada en el patrón, por ende no es posible modificarla. En cambio, en los QR dinámicos podemos controlar el contenido al que deseamos que llegue el usuario, a través de un redireccionamiento asociado por el que pagamos. Sí, estos códigos tienen un costo por su servicio y es necesario pagar para mantenerlo activo.
Algunas marcas enlazan desde información específica como menús, catálogos, website, redes sociales, hasta pedidos de compra a un QR; para quienes busquen cumplir objetivos, corregir errores y recoger data, el código que necesitan es el dinámico. Este código nos entrega estadísticas sobre el número y geolocalización de lecturas, información sobre la audiencia tipo de sistema operativo, móvil desde el que se escanea; además nos permite medir el rendimiento de la campaña en curso, estéticamente hacerlo más sencillo y ofrece la posibilidad de modificar la información de destino sin que perdamos la inversión realizada en la exposición del código.
Personalmente creo que es una herramienta bastante útil y accesible para cualquier ámbito, sin embargo hay que tener en cuenta si realmente obtiene el alcance o impacto esperado; ¿es una herramienta apta para todas las generaciones? ¿El lugar y el público al que se expone, tiene lo necesario para hacer uso de esta tecnología? Vale la pena pensar en estas variables puesto que pueden darse casos en los que se dirija un mensaje a quién no puede recibirlo, mejor dicho: se expone un código a quien no puede escanearlo.
Al final la creatividad y la necesidad de agilizar y tecnificar procesos, serán esenciales para futuras aplicaciones donde diferentes áreas profesionales ya han realizado avances importantes que optimizan el rendimiento profesional, reduce errores y donde adicionalmente se han visto involucradas otras tecnologías como la Inteligencia Artificial y los chatbots. Hacía ese cruce de tecnologías es donde debería apuntar el QR.
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