Quijotadas. Incendios

Por Javier Correa Correa

jcorreac@ucentral.edu.co

En enero de 2000, un incendio forestal arrasó 17 hectáreas de uno de los cerros tutelares de Chía, Cundinamarca. Durante dos semanas, los bomberos y helicópteros de la Policía rociaron la montaña dolorida y por fin se logró extinguir las llamas. Se calculaba en ese momento que la recuperación del lugar tardaría unos treinta años, lo cual significa que todavía no se ha logrado del todo, aunque muchas personas que han llegado a vivir al Municipio de la Luna y la nueva generación de quienes allí han nacido desconozcan ese hecho lamentable.

A finales del año pasado, y pese a que el gobierno central había advertido hacía más de seis meses que habría sequías y calores agobiantes fruto del Fenómeno del Niño, las administraciones de los más de mil municipios y más de treinta departamentos del país no tomaron las medidas de prevención. O fueron muy pocas las que lo hicieron y prefirieron dejarles el problema a quienes tomaron posesión de sus cargos el primero de enero pasado.

Según la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres (UNGRD), entre el 3 de noviembre de 2023 y el 26 de enero de 2024 han ocurrido 372 incendios forestales que han afectado a 404 municipios y 17 mil 192 hectáreas de vegetación, y calcinado a un número indeterminado de animales, rodeados por las maniguas urbanas.

Muchos de esos incendios fueron provocados por manos criminales, como los que promovió en su momento el presidente Bolsonaro en Brasil, quien sacrificó millones de hectáreas de la Amazonía mundial para sembrar pastos para sus vacas. Aquí en Colombia, se logró frenar el fracking y la minería en el Páramo de Santurbán, en Santander, pero “inexplicablemente” se quemaron más de 400 hectáreas, sembradas mágicamente de frailejones que son los guardianes del agua y el equilibrio ecológico. Siglos enteros se demorará en recuperar ese territorio, si acaso el planeta Tierra logra sobrevivir tanto tiempo.

Vista del incendio en el cerro El Cable de Bogotá
Vista del reciente incendio en el cerro El Cable de Bogotá / Tomada Javier Correa Correa

Otros Incendies

En el año 2010, y basada en una obra de teatro, fue estrenada la película Incendies, de la que se hizo una adaptación en Colombia, con la maravillosa actuación de María León Arias. La dramática historia de una mujer libanesa víctima de la guerra debería habernos hecho recapacitar sobre el valor de la vida. Pero no. Al finalizar 2023, y en su esquizofrénica ofensiva contra el mundo entero, Israel bombardeó Beirut, capital del Líbano, así como el sur de ese mismo país, que hace cuarenta años sufrió una ofensiva militar del ejército sionista, que en alianza con paramilitares perpetró las masacres de Sabra y Chatila en septiembre de 1982, en las que murieron miles de refugiados palestinos.

Expulsados por la recién creada Israel, los herederos de la historia de la milenaria Palestina, desde 1948, en la que se conoce como la primera Nakba (catástrofe), han seguido siendo despojados de sus territorios que ahora ocupan usurpadores autodenominados “colonos”.

El 7 de octubre de 2023, el grupo radical palestino Hamás atacó zonas ocupadas por dichos “colonos” en un acto demencial que produjo más de mil víctimas mortales. La respuesta del régimen de Netanyahu no se hizo esperar y desde ese día ha bombardeado Cisjordania (Palestina nororiental) y Gaza (Palestina suroccidental) y les ha producido la muerte a unos treinta mil palestinos, de los cuales unos diez mil eran niños y niñas obviamente civiles e inermes.

Dicho incendio ha seguido y los bombardeos incluyen barrios enteros, clínicas, hospitales, colegios, universidades, iglesias católicas, mezquitas islámicas, campos de refugiados, en un acto esquizofrénico más del régimen que ya puso la primera piedra de lo que espera convertir en nuevos “asentamientos colonos” en Gaza después de que esta haya sido arrasada.

Por fortuna el mundo entero, ha reaccionado y pedido que cese el fuego de manera definitiva, pero el clamor ha sido desconocido por Israel y sus aliados, entre los que se encuentran Estados Unidos, Canadá, Alemania, Inglaterra, Francia y otras potencias políticas y económicas que defienden intereses geoestratégicos en la zona del Oriente Medio.

El fuego no ha cesado en el genocidio contra Gaza. Ni han cesado los incendios forestales en Colombia. El año 2024 comenzó bajo el horror de las bombas y las llamas, y por desgracia no se vislumbra que se extingan las masacres en Palestina ni el fuego en Colombia. Décadas, siglos serán necesarios para recuperar la vida en estos territorios, que no son una partecita del planeta, sino que son el planeta mismo. 

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