La República de cinco huecos y su distrito creativo

Por Nicole Diaz Bernal 

“La experimentación lleva a un remolino de ideas y drogas; solo Dios sabrá cuánto tiempo se quedará sufriendo; no hay un infierno más claro que este… Terminé como un servicio, cobraban 12.000 pesos por mí, nada más triste para un niño que terminar pagando cuentas de otros como el gobierno; a mí me engañaron con muñecos infantiles y terminé en la olla más grande de Bogotá, todos estamos indefensos, los únicos que son invencibles se creen policías, políticos, porque son los que nos mantienen acorralados y secuestrados”. Sofía era una niña de 8 años cuando ingresó al Bronx, la habían engañado con LSD -una droga alucinógena que es dividida en papeletas para cambiar la percepción del lugar, es atractiva para los consumidores por su respectivo boceto- diseño que es popular entre los habitantes de calle e incluso personas ajenas al mismo sitio, los ayuda a atraer la atención de los niños, pues la idea es pagar las cuentas con otro cuerpo, así implique sacrificar a los más pequeños.

El antiguo barrio de Santa Inés fue fruto de la descomposición social de la localidad de Santa Fe, desde el 9 de abril de 1948 con el acontecimiento histórico del Bogotazo. Costaría creer que actualmente se le conoce como el parque tercer milenio, ya que fue el lugar donde inició una de las ollas de corrupción de Bogotá, sin embargo, no la más grande. Se conocía como una zona exclusiva en el siglo XX, después pasó a ser característico por proporcionar oportunidades de vivienda y refugio a los más humildes de la ciudad, incluso a los agricultores e inmigrantes de todo el país; la transversal novena entre las carreras décima y doceava se convertiría en la calle de recuperación de materiales para aquellos habitantes de calle que empezaban a desear un dinero extra; los envases, las botellas y esos materiales de construcción cederían tiempo después a mano de la violencia y la droga, ahora sería conocida como una de las calles con más de 55 cambuches dentro y fuera de las residencias: “Cocaína, bazuco, le doy pase pa’ que pruebe” Funcionario del ICBF. Era lo que se escuchaba las 24 horas del día alrededor de la temible calle del Cartucho.

«¿Qué? ¿Esa cosa no era la misma vaina? Prostitutas y drogas, eso era la misma maricada, solo trae sufrimiento a las familias” Mencionaba Sofia. El cartucho fue un espacio que le quedó corto al “paraíso de la libertad” un lugar donde se permitía finalizar con la vida de las personas.  Porque, aunque a finales de los años noventa Enrique Peñalosa Londoño, alcalde de ese momento, decidió desmantelar esa calle: “Este tipo de situaciones nunca se van a finalizar, menos con el gobierno que tenemos, así que simplemente se dirigen hacia otro lugar y se establecen allí mismo, por lo que nuestra única solución es generar más proyectos que produzcan esa seguridad en el ambiente del barrio, de la localidad”. Mencionaba Laura Pérez, arquitecta asistente del proyecto Distrito Creativo del Bronx. 

La calle cinco huecos del cartucho fue el canal de retiro del lugar; sin embargo, en el 2004 se establecería ese nuevo “centro de comercio” que sería la solución para mantener a los indigentes en un solo lugar que mantenerlos esparcidos por toda la ciudad. “Le creería que el gobierno dijo eso, nosotros fuimos el consumo de alimentos del Bronx, los que son sanitos como usted, qué milagro, porque sí, fue una pesadilla para todos; dentro de esas mismas casas conocí a mis amiguitos de momento. ¿Porqué de paso? Sencillo parcera, se los llevaba Pepe, con ese nunca quedaba tiempo para encariñarse” Nos comentaba Sofia. 

El nuevo terror de Bogotá se ubicaba en un sector adyacente a la plaza de Los Mártires, perteneciente al barrio del voto nacional; antes, tenía un carácter residencial y de comercio mayorista, se le conocía mayormente por su compra y venta en el sector automotriz; y después surgió la “L”, o más conocida como el Bronx, era la presencia de 5.000 habitantes de calle y 10.000 personas externas que se registraban dentro de los operativos del CTI -Cuerpo técnico de investigación-. “Esos manes ya sabían de los operativos, las sobras se les dejaba para que tuvieran algo con que dárselas, para subirle el ego a la policía; la marihuana, las armas eran poca cosa; después se volvían a organizar en menos de dos horas” así lo menciona Sofia. 

Los jóvenes eran los más afectados por la “tranquilidad” y la “experiencia” que ofrecía el lugar, por esa razón muchos terminan en prostitución, porque deben pagar cuentas de lo que alguna vez fue su primera vez en este mundo. “El Bronx no perdonaba a nadie, no importaba el estrato, no importaba el género, ni siquiera la edad, este sitio simplemente funcionaba como un Estado ajeno al colombiano, porque si, lo que ahora es el distrito creativo antes fue un sector que se salió de control, llegando al punto de ser noticia al tener la capacidad y el poder de incluso secuestrar a funcionarios del CTI, tenían tanta influencia que tenían incluso un sistema para secuestrar y vender niños” funcionario del ICBF. 

“Piensa en el Bronx desde un primer plano, o como nosotros lo llamamos, un plano de planta, que es esa escala de dibujos que muestra la relación de las habitaciones, los espacios y esas características físicas desde arriba; la L, no se le decía así por apodo si no porque desde ese plano se veía como la letra, y desde un primer ingreso por la Avenida Caracas se organizaba un primer punto de compra y venta de elementos robados, como armas, bombas y alcohol; en cada uno de los espacios se encontraban “casuchas” que eran esos mismo cambuches que creaban los habitantes de calle como vivienda y para el consumo, alrededor se encontraban carretillas, que actualmente no se ven por su misma prohibición ya que se utilizaban caballos, se presentaban muchos casos de maltrato animal dentro del mismo sitio; con estas carretillas se transportaba el dinero de los que eran conocidos como Ganchos, dosis e incluso cuerpos; las pocas residencias que se establecían en el lugar, igual que las de comercio, fueron entregadas a las bandas, para su misma venta y organización, tambien conocidas como los túneles y las casas de pique; existían estos establecimientos para la venta de las dosis, conocidas como taquillas, que incluso otorgaban entradas para las distintas discotecas del lugar”. Explicaba Laura Pérez, arquitecta asistente del proyecto Distrito Creativo del Bronx.

Esas personas que hacen la calle como su lugar de vivienda permanente o transitorio, era la primera parte de esta cadena alimenticia del Bronx, todo minuciosamente calculado con la relación de esa ruptura de vínculos significativos, muchos de los que eran y son parte de este círculo vicioso compartían ambientes hostiles, familias disfuncionales, abandono; a veces la curiosidad no es tan amiga nuestra, y como muchos jóvenes la experiencia es lo que cuenta. “Ella era una niña tan linda, tenía unos tenis de marca, su cara limpia, yo simplemente le pregunté qué era lo que le gustaba probar, ella me dijo que no sabía, que por el momento solo le jalaba a la marihuana; entonces me quedé callada y no le respondí, de alguna u otra forma le di esa confianza y sentada en el piso dañando ese jean claro tan bonito se quedó a mi lado, unas horas después de su trabada me dijo que gracias por cuidarla, que sus amigos de la universidad la habían llevado y los perdió; yo le dije que no volviera, que no sabía lo que estaba haciendo, le dije: La ayudo, la saco y no vuelva. Podría calcular que tenía unos 16 a 17 años, ella con la mirada un poco ida, aceptó. No faltaron unas semanas después para verla vuelta… Ya sabe; llevaba una minifalda gris toda sucia, estaba en brasier y por cómo se le veía la panza, yo supongo que estaba embarazada (…) ella como muchos llegaron aquí por el momento sabe, pero con lo que uno no cuenta es que el ser humano es persona por algo, porque es viciosa; otros llégaron a la fuerza, como yo, me persuadieron con lo que a mí me gustaba… Muñecos. Esa misma muchacha que conocí pudo ser perfectamente la que me pudo haber traído, uno piensa que por lo que son jóvenes y se van bien arreglados son buena gente, pero incluso los que se visten de traje tienen malas intenciones. A mí me llevo un muchacho yo creo por ahí de unos 18 a 20 años, y nunca más pude volver a salir, hasta que desmantelaron esta vaina; a nosotros nos hacían tener relaciones con viejos de unos 40, 50, ya ni se podían mover; nos hacían consumir y beber alcohol incluso el natural, para que nosotros no peleáramos mientras ellos hacían y deshacían con nuestro cuerpo. Había niños que ya ni la droga les cogía, los torturaban” Comentaba Sofia. 

Durante 3 minutos se vendían 20 dosis, en una hora eran 1.200, en las 24 horas se vendían 28.800; y si lo multiplicamos por las ocho taquillas de las bandas eran 236.400 dosis, duplicado en fin de semana para que solo cuenten el bazuco; solo con los 30 días del mes se ganaban $13.824.000, ese era el trabajo de las taquillas. Había cuatro bandas importantes, la Mosco, Homero, Manguera y Morado. Cada uno manejada incluso por las barras bravas del equipo Nacional, Santa Fe y Millonarios, son incluso los que se conocen por realizar muestras de violencia en los estadios; colocaban en las taquillas a dos personas de confianza de la banda, una debía estar pendiente del dinero y la otra de las dos o tres bombas, bolsas de basura que contenían entre 100 a 200 dosis solo de una droga en específico; este medio también era conocido por la facilidad de transporte por si salía algún operativo. Pero tranquilo los “Campaneros” son los que juegan el papel de informante u observador, su función principal es vigilar cualquier actividad sospechosa, especialmente la presencia de la policía u otros factores que interrumpan el flujo normal de negocios y mercados. Su función es advertir a otros miembros del sitio haciendo sonar el silbato, llamando por teléfono o de otra manera advirtiendo o señalando. 

Podía disponer su “diversión” en apuestas -que daban paso al maltrato animal- o las máquinas en donde se encontraron más de $10.000.000; en las mismas discotecas podría tener la completa libertad de beber alcohol y de pedir “a la carta” las mujeres, transexuales- mismo habitantes de calle que se hacían pasar por mujeres porque según ellos, era más sencillo conseguir droga con su cuerpo- y menores de edad que quisiera, todos con un precio diferente, todos con edades diferentes. La residencia y la noche no era problema, era un negocio que el mismo Bronx solucionaba, los hoteles las américas y los trabados, vendían desde el servicio de baño y ducha por $500 y $1.000, los colchones por $3.500, una hora y media por $3.000, una hora por $4.000 y lo que ellos denominaban como amanecida a $10.000 y a $12.000, pero como decían “en el precio del niño no va incluido”, si requería de protección era muy común encontrar condones usados y caducados en la zona “Tristemente los niños eran vistos como un servicio, para ellos no eran inocentes, eran una necesidad” Funcionario del ICBF ¿Comida? Si, el Bronx tiene la especialidad en su famoso combinado, restos de comida de los restaurantes alrededor del voto nacional ¿Ingrediente especial? Restos humanos.  

Las órdenes eran sencillas. “no se roben a los clientes ni la mercancía, a menos de que sean niños”, la seguridad para ellos era esencial, la mercancía se dejaba en el espacio de la banda a la que perteneciera, cada zona del Bronx estaba divida por las mismas y quienes se pasaran del límite a excepción del publico externo, sería castigado. Las famosas casa de pique tenían a los dueños más temibles, los “sayayines”, eran los elegidos de confianza, los cínicos; “hubo un caso famoso dentro de las noticias, creo que incluso salió del país; era como un niño, ya adolescente supongo, se veían a estos manes, los sayayines se metieron con el chino porque el niño se les robó unas dosis, ay… y pobre porque después lo desaparecieron, muchos contaron después que lo habían pasado por pedazos, ahí noté la decadencia de ese lugar”. Mencionaba Sofia.  Todo se veía a través de niveles, lo más sencillo era una tabla llena de clavos, las jaulas donde ahora no se les temía a los seres humanos si no a los perros, pobres animales que habían sido entrenados para asesinar a la gente, incluso por partes; los lagos eran como se les denominaba a las habitaciones donde se ahogaba a la gente en ácido, los huesos se sellaban con cemento en esas mismas paredes; las torturas eran las más comunes y es donde verdaderamente prefiero no mencionarlas, pues todo se define como inhumano; pepe había sido parte del zoología de un mafioso, al capturarlo, la vida del cocodrilo dio un giro inesperado, es así como los Ganchos lo bautizaron como el peor castigo, años después con la caída de la zona fueron los primeros en sacrificarlo y vender su piel. 

“¿Dentro de los Ganchos? Era el mismo poder del cartucho, eran los jefes de las bandas, siempre debían permanecer en anonimato por si alguien los traicionaba, podría mencionar que dentro de los mismo había paramilitares -integrantes de las fuerzas armadas para operaciones encubiertas e ilegales, estas son fuerzas irregulares que no cumplen con el comportamiento en situaciones de conflicto armado y guerra- “Así comentaba Sofia. Ellos tenían cierta parte del poder -porque si, nadie duda que “los de arriba” también manejaban este lugar- se les tenía respeto por obtener el dinero, la mercancía, tenían las salidas fáciles, los famoso túneles del Bronx se realizaban en busca de fugas, secuestros y distribución de drogas. 

El 28 de mayo de 2016, Enrique Peñalosa alcalde del momento, dio orden para que 2.500 fuerzas armadas y organismos como el ICBF y el Ministerio de Salud e Integración Social, fueran los responsables de la captura de tres Ganchos, 13 Sayayines y casi 200 menores de edad. En la zona comercial fueron encontradas 30 armas de fuego, 5 granadas, 144 objetos hurtados, y un laboratorio de drogas, dentro del mismo había bolsas que ganaron 40 millones de pesos y 294 kilogramos de monedas. Según la voluntad política, se debía rehabilitar a 2.000 personas sin hogar que querían recibir ayuda.

“¿Qué es lo negativo? Cuando se inició el proceso se encontró cerca de 13 toneladas de escombros, 50 tipos de desechos orgánicos; podrían devolver 47 propiedades, incluidas 24 residenciales, 22 comerciales y una privada; sin embargo, ciertas hectáreas fueron compradas por el mismo gobierno, lo que las hace inasequibles.” “Sin embargo, seguimos con la esperanza de que este sector se vuelva patrimonio por su misma naturaleza y restauración de los edificios, donde permita que la riqueza arquitectónica de Colombia sea característico,  se tiene en cuenta la propuesta del museo hacia las víctimas,  pero todos sabemos quiénes son los que nos detienen,  es por eso que llevamos el proyecto para que fuera un plan para los jóvenes en donde genere esas oportunidades educativas e impulsen la formación a través de los convenios como el Sena, todo hacía el enfoque  de las Industrias creativas, porque si nosotros no lo hacemos nadie más lo va a hacer,  ellos son el futuro del país y es importante mantenerlos enfocados,  darle los recursos para que puedan acceder a este mundo” “Claro que se tienen en cuenta las consecuencias,  sabemos que ahora es una zona roja,  un tanto peligrosa,  y no es por alarmar pero sí es una de las calles que se conoce por la desaparición de niños, algo que actualmente muchos medios no comentan, pero todos tenemos fe de que por los mismos usos del distrito creativo como lo son el educativo, lo cultural, te puedo hablar también de lo económico, de lo ecológico que es tan importante hoy en día, llegara a ser un gran lugar, será parte del patrimonio cultural, para recordar en no repetir lo que hicimos mal,  porque dentro de nuestro trabajo reconocemos que el Bronx llegó con una contaminación total a nivel visual, auditivo,  era una zona gris,  pero estoy segura de que nuestra misma vocación será lo que permita que el lugar a través de esos espacios amigables fomente un ambiente de recreación y aprendizaje”. Explicaba Laura Pérez, arquitecta asistente del proyecto Distrito Creativo del Bronx.

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