Por: Emma Ruiz López, Marcela Rubio Mejía y Tania Bayona Linares

Era una mañana de esas frías, de las que son costumbre en Bogotá. A eso de las ocho de la mañana, en el transmilenio iba Stephany camino a su universidad, esta vez ella corrió con suerte de poder sentarse, gracias a esto, quiso aprovechar el tiempo de recorrido desde su casa a la universidad, para revisar la cuenta de su emprendimiento y hacerle publicidad

 

Cuando Stephany empezó a ver lo que pasaba con su cuenta, su rostro se puso rojo como un tomate, su ceño se frunció y esto, la hacía ver de mal genio y con cara de querer golpear a alguien, pero, ¿Qué estaba pasando aquí?

Vaya sorpresa la que se llevó Stephany, al ver que no podía por ningún medio hacer publicidad, su ira aumentó cuando leyó el mensaje que decía “su cuenta está restringida” así, sin más aviso y sin dar explicaciones, Facebook decidió dañarle el día a una estudiante y emprendedora que solo buscaba organizarse para que todo saliera en marcha. 

 

Al entrar a la universidad Stephany, corrió al salón de clases para contarle lo sucedido a sus amigas, ellas le dieron ánimo y le dijeron “pronto vas a salir de esto y para que no estés baja de nota vamos a parchar a cualquier lugar cercano de la u, después de clase”, Stephany aceptó la invitación, sin embargo, iba buscando en Google la posible solución a su dolor de cabeza. 

 

Luego de tanta búsqueda, dio con el chiste y mandó un correo al sitio que le indicaron, en una página de ayuda de Facebook, en ese preciso momento Stephany sintió un fresquito, porque, supuso que le iban a responder y a dar una solución rápidamente, pero, ¡malas noticias! no fue así. 


Pasaron quince días de mucha incertidumbre, pues casi que no le dan respuesta, y para colmo de males, cuando llegó el día soñado no fue lo que esperaba porque, la respuesta no fue la mejor, ni la más concreta y por esto mismo, se inició un estudio de la cuenta, con el fin de saber que reglamento incumplio, para que le hubieran restringido esta.


Stephany, tuvo esta dificultad en su cuenta por dos semanas, en ese tiempo, su tristeza y angustia crecía sin freno, no podía hacer anuncios publicitarios y por ende, no tuvo ventas y su tienda en Instagram decreció.

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