Nadie sabe lo de nadie

Arrugas en su rostro, ojos brillantes -que esconden miedo- y a la vez, reflejan fragilidad, tiene solo algunos unos dientes, una barba descuidada y su piel es trigueña. Mide un poco más de 1.60 y su semblante es entristecido. Todo esto son los rastros de veintisiete años en los que el asfalto se ha convertido …

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