Al Pacífico, con cariño:

Por Laura Alejandra Fernández Cely y Paula Andrea Fernández Cely

Pensar en el Pacífico es pensar en la fuerza de su gente, en la imponencia de su mar y en la
ancestralidad de sus tradiciones. Aquí nada sucede al azar, y eso lo hace mágico. Además, es
inevitable dejarse contagiar por la energía y buena vibra de quienes habitan este territorio;
pareciera que la vida aquí va a otro ritmo (al de la marimba, puede ser, pero de eso hablaremos
más adelante).

*Avistamiento de ballenas, una ballena y su ballenato en Bahía Málaga.


Es imposible ir al Pacífico colombiano sin sentir la fuerza de su cultura, esa fuerza que viene
desde sus ancestros y que de alguna manera han logrado mantener tan viva y vibrante. En
este momento, cabe hacer una advertencia: es probable que al terminar de leer este artículo,
sus ganas de ir a conocer el Pacífico colombiano aumenten incontrolablemente.

Iniciando el recorrido, el Pacífico colombiano comprende los vastos territorios del Chocó,
pasando por Riosucio, Bojayá, Istmina y las hermosas playas de Bahía Solano. Siguiendo por
las zonas costeras del Valle del Cauca, en ruta por Buenaventura y Juanchaco, puedes toparte
con la majestuosidad de las ballenas que vienen a descansar en nuestros mares.

Continuando el recorrido, las corrientes nos conducen hacia el hermoso departamento del Cauca, hogar de Timbiquí, uno de los municipios más musicales de Colombia (si al escuchar este nombre
piensas en Herencia de Timbiquí, no dudes en poner su música para acompañar la lectura.

Y si no los conoces, ¡también es buen momento para hacerlo!). Finalmente, nuestra travesía
culmina en Nariño con la brisa y el mar de Tumaco, todo esto en paisajes que mezclan
naturaleza y tradición.

¿A qué sabe el Pacífico?

A mar y a viche.

Encocado de camarones, uno de los platos típicos de la región Pacífica.

Por su cercanía al mar, la gastronomía del Pacífico colombiano se nutre principalmente de productos marinos, entre los que destacan las jaibas, los encocados de camarones y el tradicional pescado frito con arroz con coco. Estos platos no solo deleitan el paladar, sino que representan la herencia cultural de la región, elevando la cocina local a los más altos rangos de la gastronomía nacional.

Ahora, según sus habitantes, dentro de sus platos más representativos encontramos el “tapao”. En palabras de Elsis Mosquera, cocinera guardiana de este legado gastronómico: “Este es un plato que hace parte de la identidad del Pacífico en su totalidad, desde su zona norte hasta la zona sur. Se prepara y se come con cualquier ‘presa’ (proteína) y se sirve con plátano, papa china y banano”.

Para ella, no hay Pacífico sin tapao; es algo que sus habitantes comen desde el vientre y durante toda su vida. Sin duda, la gastronomía del Pacífico también refleja resistencia y saberes que pasan de generación en generación gracias a la tradición oral y a las dinámicas presentes en las cocinas que sostienen la vida en esta región.

El viche, bebida ancestral: símbolo de resistencia y saberes

Uno de los elementos más representativos de la cultura pacífica es, sin duda, el viche, una bebida ancestral que tiene un significado que ha trascendido. Para este punto, el viche no es solo una bebida, es un símbolo de la identidad de las comunidades afrodescendientes del Pacífico colombiano. Producida artesanalmente a partir de la fermentación de la caña de azúcar, esta bebida ha sido utilizada durante siglos en rituales espirituales y medicinales. Para muchos, el viche tiene propiedades curativas y se le atribuyen cualidades que fortalecen el cuerpo y el espíritu.

Al tomar viche, te pueden advertir dos cosas: el ardor que sentirás al pasarlo y que es afrodisíaco. Nombres como “Arrechón”, “Pipilongo”, “Tumbacatre”, “Repítemelo”, “Orgasmo de Diosa Amada”, entre otros, pueden darte una idea de sus propiedades. Y aunque esta característica es llamativa y quienes lo han probado parecen confirmar su efectividad, es solo la punta del iceberg de las verdaderas razones por las que esta bebida es tan importante.

El viche, históricamente, ha sido utilizado por las comunidades del Pacífico por sus propiedades curativas, tal vez porque esto era lo más cercano a la medicina que durante muchos años tuvieron. Según sus propias palabras: “Al mes de haber dado a luz, a una mujer se le daba ‘tomaseca’, una de las principales variedades del viche, para que su útero se recupere y quede listo para el próximo bebé”. Además, variedades como el “curao” son reconocidas por sus propiedades sanadoras en caso de una picadura de culebra.

El sabor y el modo de preparación de cada variedad de viche dependerá del bejuco que se utilice para darle su característico sabor. Las técnicas artesanales y los saberes son transmitidos de generación en generación, más específicamente de madres a hijas, pues las mujeres han sido las protagonistas en la elaboración y preservación de esta importante tradición.

La música, el latido del Pacífico

Continuando con este apasionante viaje, nos encontramos con la música. Y es que no podía faltar, siendo esta la región más musical del país. Para la región Pacífica, la música ha sido desde siempre una forma de narrar su historia, sus luchas y sus alegrías. A través de géneros como la marimba, el currulao, el abozao y el bunde, las comunidades han sabido mantener vivas sus tradiciones, fusionando ritmos africanos con sonidos indígenas y mestizos.

Los tambores, la marimba de chonta y los cantos llenos de poesía han servido no solo para celebrar la vida, sino también para resistir frente a la adversidad. Las letras de estas canciones cuentan historias de esclavitud, migración y lucha por la libertad, pero también de amor, esperanza y conexión con la naturaleza. La música es el latido del corazón del Pacífico colombiano, un lenguaje que une a las comunidades y mantiene viva su memoria colectiva.


*La Marimba, hecha de palma de chonta y conocida como “El piano de la Selva”, es un instrumento autóctono del Pacífico Colombiano que fue declarado Patrimonio Cultural inmaterial de la Humanidad
 

Sin duda, las palabras se quedan cortas para seguir expresando todo lo que esconde este territorio; su biodiversidad, su música, sus bebidas y su gente. Así que la invitación es a que no se pierda todo lo que el Pacifico   puede ofrecer y espero que este artículo haya podido contribuir a esas ganas y lo haya dejado antojado a descubrir una cultura que trasciende y se mantiene viva y vibrante.

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Artículo producto de ejercicios académicos. No es oficial de la Universidad y las afirmaciones u opiniones emitidas a través de ellos no representan necesariamente a la Institución.

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