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Quién puede celebrar qué

Por Javier Correa Correa
jcorreac@ucentral.edu.co

Aunque no había sido inventado aún el calendario gregoriano, en la noche entre el 24 y el 25 de diciembre del año cero, y bajo la guía de una luz que se conoce como la Estrella de Belén, en una pesebrera ubicada en las afueras de un pueblito de Palestina nació un niño que treinta y tres años después habría de cambiar la historia de la humanidad.
En diciembre del año 2022, el ejército israelí de ocupación allanó en Jerusalén, Palestina, la basílica del Santo Sepulcro, un templo católico erigido precisamente para recordar a quien a sus treinta y tres años fue crucificado.

Fotografía tomada de: UNRWA


También en diciembre del año 2022, el ejército israelí de ocupación allanó en Jerusalén, Palestina, la mezquita Al Aqsa, un templo musulmán donde soldados no solo golpearon a hombres y mujeres que oraban, sino que detuvieron a más de 400 personas sin explicación alguna.


A finales del año 2023, sionistas furibundos atacaron de nuevo la mezquita de Al Aqsa, la segunda más importante del mundo.


En octubre del año 2023, y con la excusa de un ataque terrorista del grupo fundamentalista Hamás, Israel atacó indiscriminadamente la ciudad palestina de Gaza, que en los últimos setenta y cinco años ha sido reducida a algo que eufemísticamente llaman “franja de Gaza”, y donde se refugian las familias palestinas expulsadas de su tierra milenaria por el ejército israelí de ocupación.
Son más de dos millones y medio de personas hacinadas en un área de 360 kilómetros cuadrados (el área es más pequeña que Medellín, en Colombia), en un espacio que ha sido bombardeado igual a como lo fueron hace casi un siglo Guernica, en España; Varsovia, en Polonia; Kiev, en Ucrania; Leningrado, en Rusia; Praga, en Chequia (antigua Checoeslovaquia), y muchas otras ciudades destruidas por la esquizofrenia, una enfermedad mental que afecta la forma como una persona o un grupo de personas piensan y actúan sin medir sus actos o sin importarles las consecuencias. Eso hicieron Hitler y sus secuaces, y eso hacen Netanyahu y sus secuaces, escudados en una supuesta escritura notarial consignada en un libro religioso.


Ya sabemos el final de Hitler y sus secuaces, que mataron a millones de personas, entre ellas seis millones de judíos, lo que todavía constituye una vergüenza para la humanidad.
Igual a como hoy Netanyahu y sus secuaces constituyen una vergüenza para la humanidad, lo que explica que millones de personas hayan marchado en la mayoría de los países del mundo, inclusive la misma Israel, para pedir que cese el genocidio, que ya sobrepasa los veinte mil muertos en dos meses.


Hombres, mujeres, niños, niñas, ancianos, ancianas, médicos, periodistas, poetas, han sido despedazados por los misiles y las balas genocidas.
El conflicto no es religioso, como de manera ingenua algunos todavía creen, sino que Netanyahu y sus secuaces buscan apropiarse de lo que queda de Palestina, pues frente a Gaza hay pozos superficiales de petróleo y gas, un negocio que no se pueden perder.

Fotografía tomada de: Radio Nacional de Colombia


Católicos, musulmanes, judíos, son víctimas de ese esquizofrénico y genocida ataque de los sionistas (grupo extremista que se cree dueño de Palestina y que busca borrar del mapa a los palestinos milenarios, con su cultura y todo).
Empezaron su ofensiva hace un siglo y en 1947 la Organización de las Naciones Unidas, ONU, dividió en dos el territorio de Palestina, así porque sí. Un año después, en 1948, se produjo la Nakba (Catástrofe, en árabe), un día de luto mundial, pues millones debieron huir de sus hogares e internarse en el desierto, cuando los soldados del naciente estado de Israel arrasaron pueblos y aldeas, en clara violación de todos los principios humanitarios y del derecho internacional.
La historia se ha prolongado durante setenta y cinco años y el colonialismo sionista (salvaje como el que vivieron los pueblos aborígenes de África, Oceanía, Asia, América) ha continuado y su última víctima es Gaza.
Faltan dos semanas y media para que una parte del mundo celebre la Navidad, en la noche entre el 24 y el 25 de diciembre. Pero personalmente no creo que haya alguien que pueda celebrar en medio del horror, ignorando el genocidio de un pueblo entero: el pueblo de Palestina, donde hace 2 mil 23 años nació un niño que proponía un mundo de paz y amor. Y por eso lo crucificaron.

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