El humedal Tingua Azul: la búsqueda de ser una fuente de vida

El humedal Tingua Azul es uno de los cuerpos de agua más importantes dentro del territorio de la media luna del sur, que está constituida por las localidades de Sumapaz, San Cristóbal, Rafael Uribe Uribe, Usme, Cuidad Bolívar, Kennedy y Bosa. Este abarca desde el límite norte con el parque Timiza y el barrio Boíta, el límite occidente con el barrio Jaqueline y límite sur con el barrio Villa del Río, siendo parte de las localidades de Kennedy y Bosa.

Por Samantha Pinzón Castillo
spinzonc2@ucentral.edu.co

Estanque de la Tingua Azul – Fotografía realizada por: Samantha Pinzón

En el 2012, el humedal aún no era administrado por el Distrito y no estaba dentro de las reservas ambientales de Bogotá; siendo este el principal problema para causar conciencia en su reservación y también para destacar su importancia en la conformación de cuerpos de agua que hacen parte del río Tunjuelito. Esto provocó que se tomara la decisión de dividirlo de oriente a occidente por medio del puente de la Av. Villavicencio, dando como resultado un espacio propicio de la estadía de habitantes de calle y, a su vez, de contaminación que se desplazó por todo el ecosistema al pasar de los años, afectando drásticamente la flora y fauna del lugar.

Por medio del Plan  de Ordenamiento Territorial (POT), dado a conocer en 2022, se hicieron unos ajustes en el futuro enfoque de la ciudad, siendo ahora una ecourbanización centrada en la jerarquización de priorización de territorios alrededor del agua; esto siendo apoyado por las Corporaciones Autónomas Regionales (CAR) y  la Secretaría Distrital de Ambiente, que asimismo, buscan la declaración de los humedales como reservas ecológicas y su ampliación en un 20% e, incluso, la creación de áreas protegidas ambientales en la media luna del sur.

Sin embargo, también se aborda el tema de una ciudad de inclusión socioeconómica, la cual asegura empleabilidad para todos los habitantes de la ciudad y oportunidades en este sector. Según el Censo de habitantes de calle, realizado por DANE (2021), en Bogotá hay 6.248 personas que se encuentran en esta condición, demostrando una reducción de un tercio en su número, aunque cifras no oficiales aseguran que la realidad son 12000 personas, lo cual sería el doble de lo reportado. La mayoría son personas que tienen trabajos informales o utilizan otros medios como mendigar y algunos llegan al punto de delinquir. De tal manera, que las condiciones del humedal abordan temas no solo ambientales sino de carácter social y que deben ser abordados con la misma prioridad.

División del humedal de oriente a occidente de la Av. Villavicencio – Fotografía realizada por: Samantha Pinzón

Actualmente, la mayor problemática del humedal es la presencia de especies invasoras, las cuales son aquellas capaces de propagarse rápidamente en un territorio no originario para esta, además poseen características como la resistencia a la adaptación y el dominio en relación con otras especies. En este caso, se evidencia la presencia de la Acacia Negra, una especie nativa de Australia que crece de manera rápida y logra alcanzar más de los 45 metros de altura, aparte, posee características como resistencia a la tala y el fuego, produce 15000 semillas al año, siendo estos factores de riesgo en su alta propagación. Esta especie, que posee características de crear suelos “impermeables” por su hojarasca, tal como el eucalipto, si no se llega a controlar, en tan solo una década pueden lograr secar una gran parte y destruiría por completo el proceso logrado.

Acacia melanoxylon, planta invasora del humedal
Fotografía realizada por: Samantha Pinzón

No obstante, en el humedal, al estar ubicado en una zona recreativa infantil y rodeado de colegios, entre ellos el Colegio Santa Rocío, el Liceo Bilingüe Rómulo Gallegos y el Liceo- Preescolar Abeja Maya, se debe priorizar la seguridad. Según datos del Concejo de Bogotá, en el primer semestre de este año, se reportaron 3025 casos de hurto y tan solo en el mes de julio se evidenciaron 519 robos en la localidad de Bosa. Como resultado, desató la justicia por mano propia de los habitantes, que aseguran que en este lugar en específico se realizan de 5 a 10 robos diarios, siendo víctimas mayormente los jóvenes estudiantes. El CAI más cercano queda cruzando la Av. Villavicencio, teniendo en cuenta el tiempo del reporte del robo, el traslado de las unidades y el proceso de persecución, el ecosistema se convierte en potencial escondite para los delincuentes debido a la cantidad de árboles y que este es de acceso público. 

A pesar de estos aspectos negativos, se debe rescatar la llegada de fauna y flora nativa, esencialmente en el caso de las aves, donde se puede encontrar especies como: Mirla (Turdus muscater), Colibrí Chillón (Colibrí coruscans), Garrapatero Mayor (Crotophaga major), Petirrojo (Pyrocephalus rubinus), Chamón (Molothrus bonariensis), Tirano Norteño (Tyrannus Tyrannus), Sinsonte (Mimus gilvus), Siriri (Tyrannus melancholicus) y, por supuesto, la Tingua Azul (Porphyrio martinicus). En el aspecto de la flora podemos observar especies como: Bignonia Amarilla (Tecoma stans), Mano de Oso (Oreopanax bogotensis), Calabacín (Cucurbita pepo) y Papiro (Cyperus papyrus). Esto ha permitido que el humedal se adapte a la urbanización que lo rodea, aportando a este espacio recreativo diferentes aspectos ambientales y ecológicos.

Tyrannus melancholicus posado en un árbol Mano de Oso
Fotografía realizada por
: Samantha Pinzón

La comunidad ha sido el mayor aportante en la construcción de esta reserva distrital, ayudando en actividades como la recolección de basuras, reforestación de plantas y creación de actividades que estimulen el intereses de los residentes. Aunque ha tomado medidas como la transformación estructural, que cambia la idea de ser un humedal público a convertirse en una zona restringida y optar por la creación de recorridos guiados semanales; tal como lo está haciendo el humedal Salitre, siendo uno de los más reconocidos por lograr el equilibrio entre los aspectos ambientales y sociales. Esta limitación de la presencia humana logra disminuir el impacto social, siendo lo primordial para la comunidad y el impacto ambiental que beneficia al humedal.

Reconstrucción de cerca que limita el humedal con el parque Villa del Rio
Fotografía realizada por: Samantha Pinzón

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