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Se nos agota la energía

Paula Valentina Pesca Ochoa

ppescao@ucentral.edu.co

El día mundial del ahorro de energía se celebra cada 21 de octubre, con el ánimo de invitarnos a reflexionar sobre el buen uso de los recursos energéticos y recordarnos el impacto negativo en el medio ambiente de no usar este recurso de la mejor manera. 

En un contexto de crisis climática que vivimos a nivel global, y un proceso de creciente demanda energética, el ahorro de energía se ha convertido en una responsabilidad compartida que involucra tanto individuos como a instituciones.

La importancia del ahorro de energía

Según la página oficial del Gobierno de México, ahorrar energía ayuda a reducir el impacto negativo y contribuye a combatir los efectos del calentamiento global y el cambio climático. Las medidas de eficiencia magnética no sólo reducen el daño ambiental, si no que también permiten disminuir los costos asociados al consumo energético; la energía más limpia y económica es, sin duda, aquella que no se utiliza.

El consumo energético excesivo es una de las principales causas del cambio climático. Gran parte de la energía que utilizamos proviene de fuentes no renovables como el petróleo, el carbón y el gas natural, que emiten grandes cantidades de gases de efecto invernadero. Según la Agencia Internacional de Energía (AIE), el sector energético es responsable de  casi el 75% de las emisiones de dióxido de carbono a nivel mundial

Ahorro de energía no sólo significa reducir el consumo, sino también ser más conscientes de cómo y cuándo utilizamos los recursos. Adoptar medidas eficientes como el uso de bombillas LED, mejorar el aislamiento térmico en los edificios y apostar por energías renovables, son pasos clave para disminuir la huella de carbono.

Según bienestar estudiantil de la Universidad Central, las universidades, como centros de innovación y formación, están en una posición única para liderar el cambio hacia un modelo energético más sostenible. Muchas instituciones ya han comenzado a implementar estrategias para reducir su consumo energético, con el objetivo de convertirse en referentes de sostenibilidad.

Andrea Hernández, comentó: “La Universidad ha desempeñado un papel clave en la concienciación de estudiantes y personal sobre la relevancia del ahorro energético. A través de talleres, campañas y diversos proyectos, se están promoviendo prácticas que fomentan un cambio en los hábitos”. Acciones simples, como apagar dispositivos cuando no están en uso o maximizar el aprovechamiento de la luz natural, son esenciales para disminuir el consumo energético de manera individual.

¿Qué pueden hacer los estudiantes?

El papel de los estudiantes en esta transición energética es crucial. Aparte de participar en las iniciativas universitarias, hay varias acciones que pueden tomar en su vida cotidiana para contribuir al ahorro de energía:

– Usar dispositivos de manera eficiente: Apagar luces y equipos cuando no se utilizan, optar por modos de ahorro de energía en ordenadores y teléfonos, y desenchufar cargadores cuando no están en uso.

– Aprovechar la luz natural: Reducir el uso de iluminación artificial durante el día.

– Desplazamientos sostenibles: Caminar, usar la bicicleta o el transporte público en lugar de vehículos privados siempre que sea posible.

– Apoyar proyectos ecológicos: Participar en grupos estudiantiles que promuevan la sostenibilidad y el uso eficiente de los recursos en el campus.

En este sentido, el Día del Ahorro de la Energía también es una oportunidad para destacar la importancia de la ciencia y la investigación en la búsqueda de soluciones al cambio climático. Los proyectos de investigación en energías renovables, eficiencia energética y nuevas tecnologías deben ser apoyados y promovidos como una prioridad en las políticas universitarias y gubernamentales.

El Día Mundial del Ahorro de Energía no es solo una jornada para reflexionar, sino una llamada a la acción. En un mundo cada vez más consciente de los desafíos ambientales, las universidades deben seguir liderando con el ejemplo y actuar como agentes de cambio. A través de la investigación, la innovación y la educación, tienen el poder de transformar la manera en que consumimos y producimos energía, inspirando a las nuevas generaciones a ser parte de la solución.

En este camino hacia un futuro más sostenible, cada esfuerzo cuenta; desde pequeñas acciones individuales hasta grandes iniciativas institucionales, todos podemos contribuir al ahorro de energía y, con ello, a la protección del planeta para las generaciones futuras.

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