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Las Piedras del Tunjo, Templo de Conocimiento

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Por: Alexandra Mendez Vargas

Naturaleza, historia, tradición y cultura, son palabras que describen este pintoresco lugar con más de 27 hectáreas que nuestros antepasados le regalaron a nuestro país. Muchos no lo conocen, pero en años recientes se ha convertido en un sitio que no se puede dejar de visitar si se está cerca en la sabana de Bogotá.

En el municipio de Facatativá a más o menos 36 kilómetros de la ciudad capitalina, y a una altura de 2600 msnm, podemos encontrar el Parque Arqueológico Piedras del Tunjo, también llamado el Cercado de los Zipas o Santuario de la rana, uno de los lugares más visitados en la sabana de occidente y además, uno de los sitios que aguarda mayor cantidad de arte pictórico y rupestre en Latinoamérica.

Este lugar está lleno de mitos y leyendas, Javier, uno de los celadores actuales del parque cuenta una historia muy particular acerca de cómo esas rocas de gran magnitud llegaron hasta allí.

Dice la leyenda que un sacerdote de la comunidad franciscana en Quito, estaba levantando una iglesia construida en piedra, la construcción iba a ser tan grande que a la mitad se quedó sin piedras, entonces uno de los sacerdotes decidió vender su alma al diablo a cambio de grandes rocas para continuar la construcción.

El diablo aceptó celebrando, y se puso a buscar las piedras más enormes que pudiera encontrar, cerca de Tunja encontró unas, y mandó a los diablos más fuertes para llevarlas por los aires en las noches para no ser vistos.

Una noche cuando el diablo cargaba las piedras le dieron la noticia de que el sacerdote se había retirado de la iglesia y había decidido deshacer el pacto, en ese momento su ejército iba pasando por Facatativá, así que furioso maldijo el lugar y ordenó a sus diablos abandonar las piedras.

Según cuentan los habitantes del lugar, sus llantos y gritos fueron tan fuertes que hasta hoy en día se escucha el eco en las noches lluviosas.

A demás de sus múltiples mitos, este parque arqueológico posee un amplio valor histórico y patrimonial debido a las manifestaciones de arte primitivo que allí reposan, puesto que probablemente contienen mensajes importantes para descubrir y conocer nuestro verdadero pasado, hecho que transforma esta zona en un tesoro para la humanidad.

En años anteriores estas manifestaciones históricas fueron víctima de personas inescrupulosas que intentaron borrar aquellos mensajes plasmados en las rocas con tinta roja natural, haciendo rayones encima con aerosoles y otras pinturas, deteriorando gravemente los pictogramas.  

Según Andrea Cárdenas, docente de la Escuela de Patrimonio, Secretaría de Cultura de Facatativá, solo hasta el 2007, cuando ya era muy evidente esta problemática, los habitantes facatativeños exigieron a la administración un mayor control de seguridad en el lugar, así como también, su restauración y posterior conservación.

Pero este proceso no fue nada fácil, la espera de los facatativeños se prolongó por más de seis años. El archivo de patrimonio cultural de Facatativá muestra que  finalmente en el año 2013 la CAR decidió tomar cartas en el asunto y asignó un grupo de profesionales de la Universidad Nacional para recuperar las pictografías, realizar su investigación arqueológica para comprender el origen y hacer concientización sobre la importancia que tiene para el municipio la conservación del arte rupestre.

Este tratamiento duró un año y fue uno de los proyectos de restauración más grandes que se ha llevado a cabo en Colombia, puesto que se recompusieron más de 1000 metros cuadrados y se realizaron múltiples procedimientos de análisis, lo que permitió descubrir nuevas pictografías que nunca nadie había visto antes.

Durante el año que permanecieron los investigadores allí, los descubrimientos arqueológicos también fueron sorprendentes, entre ellos, una tumba republicana con restos humanos que provienen de más de 100 años atrás, esto revela que el territorio fue hábitat para distintos grupos humanos por varias eras.

José Vicente Rodríguez, director del proyecto, resalta la importancia de la labor realizada haciendo alusión a que este santuario revela parte importante de la historia de los grupos recolectores y cazadores que allí permanecieron durante años, así como también, la cultura chamánica (jefes espirituales, médicos y curanderos de la época) quienes posiblemente fueron los autores de las pictografías.

Por otra parte, es impresionante ver como hasta el día de hoy el lugar sigue siendo parte de un territorio sagrado para muchas comunidades indígenas, quienes acuden a hacer pagamentos, y viajan miles de kilómetros para hacer ofrendas a la tierra del gobierno de la comunidad muisca.

En la actualidad el parque es visitado por diversas culturas, con múltiples creencias, pero aun así es primordial respetar la cultura que nuestros antepasados tejieron por más de XXV siglos, y preservar este legado para la humanidad y las generaciones futuras.

Por último, según el director del Departamento de Patrimonio cultura, a futuro será necesaria una amplia inversión de recursos para su cuidado y estará puesto en la mesa el objetivo de realizar convenios con diferentes entidades para convertirlo en un centro de investigación y a la vez en un lugar turístico reconocido a nivel mundial.

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