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Filarmónica juvenil de Bogotá: una tarde inesperada para romantizar tu vida bogotana

Por: María Paula Durán y Valentina García Casas

Emprendemos nuestro camino hacia la plaza central de Bogotá, centro de Bogotá, 2:30 de la tarde, el cielo parece indicar que va a llover muy pronto y eso no es extraño para ninguno de los que vivimos en esta ciudad, dispuestas a disfrutar de un buen chocolate caliente acompañado de almojábana y queso. Sin embargo, nuestro lugar de destino tenía otros planes.

La puerta falsa, emblemático restaurante bogotano se encontraba completamente inundado de gente y esa merienda que veníamos saboreando toda la tarde, no iba a ser posible de satisfacer. Con un poco de resignación, caminamos unos pasos más acompañadas del ruido de los transeúntes, de los vendedores de la plaza y del humo de las mazorcas recién asadas. 

Con su característico caleidoscopio de olores, sonidos, imágenes, colores y energías nos recibía la plaza central de Bogotá. Algunos se nos acercaban ofreciendo sus mercancías, otros con maíz para darle a las palomas, que ya casi eran dueñas de la plaza y el resto, simplemente, nos ofrecía una foto típica de turista que pudiera inmortalizar el momento. 

La catedral primada de Bogotá, aparece imponente ante nuestros ojos, capta nuestra atención al instante, pues independientemente de la fé que se tenga es imposible no detenerse ante la inmensidad de su fachada, además, a pesar de que estaba haciendo una tarde soleada el frío no se alejaba de la capital generando de alguna manera que buscaramos refugio. 

La música clásica y la imagen de un violín aparecen en la entrada de la iglesia y su atractivo nos obliga a investigar qué hay allí. Un candelabro gigante nos da la bienvenida acompañando las imágenes religiosas, las sillas de madera largas y justo en la mitad de la catedral, se encuentran los jóvenes de la filarmónica preparándose para deleitarnos.

La Filarmónica Juvenil de Bogotá, nos recibe y esbozamos una pequeña sonrisa al encontrarnos con una experiencia tan sorpresiva pero reconfortante. El maestro, saluda al público y en ese momento nos enteramos que su nombre es Camilo Rojas, le indica a todo el público que se acerquen más para disfrutar la acústica del lugar y da inicio al concierto.

Filarmónica juvenil de Bogotá: Una tarde inesperada para romantizar tu vida bogotana

El maestro empieza la presentación, nombrando una de las primeras canciones “perdónalos porque no saben lo que hacen”, los jóvenes entonan sus voces en lo que parece latín, y con un ensamble hecho a la perfección nos empiezan a contar una historia bíblica que aunque no está contada en nuestro mismo idioma logra que conectemos con su interpretación.

Nos sorprendemos con las altas y bajas notas que cantan estos chicos y cuál Amparo Grisales, nos erizamos, al no estar acostumbradas a asistir a presentaciones de coro y mucho menos conocer de su música y las melodías que junto con un piano y sus voces, simplemente se sienten espectacular.

Todos estábamos anonadados con semejante espectáculo y quien iba a pensar que un viernes por la tarde se podría disfrutar de la compañía de la filarmónica, la mayoría de los que estábamos en el público se podría decir que fuimos por curiosidad, pero, así mismo, estaban quienes conocían acerca de está presentación, una de ellas era Karen. 

Karen asistente al evento, nos comenta que la filarmónica “dinamiza un espacio que además está muy estructurado en una religión, un sector, una postura social, política de estatus y creo que este tipo de representaciones dinamizan ese espacio y lo llevan un poco más allá”. 

Comprendimos que el espacio en el que estábamos al ser un recinto religioso, nos mostraba ese contraste que puede tener la religión con la cultura. Logramos empatizar con el gran talento de los chicos y por supuesto, también el hecho de poder disfrutar de este tipo de eventos abiertos al público. 

Camilo Rojas, director de la filarmónica, al finalizar nos explicó que el coro hace varias presentaciones alrededor de Bogotá, desde teatros hasta bibliotecas y así mismo a pesar de que los coros son conocidos por cantar música clásica, no deja de lado las composiciones colombianas, para que el público pueda disfrutar y sentir la música clásica más cercana.

Uno de los miembros nos comentó que es algo muy emocionante, pues hace parte de una de las organizaciones más grandes del país, y aunque siempre existen un poco de nervios en cada presentación, esto no impide que se le llene el alma cuando se sube al escenario.

Una tarde llena de sorpresas nos brindó el centro de la capital junto a La Catedral Primada, el ruido del comercio en las calles, la música, la cultura y el inevitable caos de Bogotá. 

 

Llegamos a la Plaza de Bolívar en busca de un chocolate caliente y terminamos con un recital majestuoso, traído directamente de la filarmónica juvenil hasta el corazón de la capital. 

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