Cuatro interesantes exposiciones presenta la Biblioteca Nacional en estos días, con un recuento de la literatura, empezando por el Nobel Gabriel García Márquez y el poeta y ensayista Juan Gustavo Cobo Borda.
Por: Angie Sofía Díez Jiménez
La Biblioteca Nacional es una de las primeras bibliotecas públicas de América, un ícono de nuestro país que logró convertirse en entidad del Ministerio de Cultura y cuenta con grandes reconocimientos ante los medios de comunicación.
En el primer piso está la presentación permanente de los objetos recibidos por Gabriel García Márquez en Estocolmo de 1982 como parte de su Premio Nobel de Literatura, una muestra de historia que 40 años después seguimos celebramos como si fuera nuestra; también encontramos la máquina de escribir que dio a luz Cien años de soledad, la medalla y el pergamino que conservó durante todo su vida, sin duda es un patrimonio de todos los colombianos que nos recuerda su vida y sus obras.
Al lado izquierdo del primer piso también, se encuentra la exhibición de Juan Gustavo Cobo Borda, un homenaje al escritor, periodista y poeta colombiano fallecido en septiembre del 2022. Una muestra que nos permitió conocer la perspectiva de vida del señor Cobo, sus inspiraciones, anécdotas, vocación a las expresiones artísticas y literarias de Colombia, también reconocido por su trabajo como gestor cultural, editor, coleccionista y creador de bibliotecas como la Biblioteca Familiar Colombiana; por supuesto que su legado persiste por los jóvenes de nuestro país que mantienen vivas sus obras.
En la exaltación también nos hablan del grupo crítico al que perteneció Cobo Borda, la Generación sin nombre, surgida para confrontar la ideología conservadora y violenta por el periodo del Frente Nacional donde publicaban sus obras desde 1966 y exploraban la renovación literaria, la voz revolucionaria y cuestionaban las posiciones políticas, estéticas o filosóficas, jugando así un papel importante en el desarrollo del país. Algunos de sus miembros fueron Darío Jaramillo Agudelo, David Bonells Rovira, José Luis Díaz-Granados, Henry Luque Muñoz, Álvaro Miranda, Augusto Pinilla y ciertamente Juan Gustavo Cobo Borda.
En el segundo piso observamos la exposición de “Hierros y Motivos” encuadernaciones artísticas que cuentan con una selección rigurosa de 51 libros del siglo XV con distintas técnicas que sobresalen demostrando así el valor histórico de sus libros impresos y colecciones como forma de adquisición escrita, cultural y social. Reconocer las formas, estructuras y elementos decorativos dependen de su época que transita un desarrollo más amplio para el sentido y divulgación de la memoria.
En el tercer piso se localizan las múltiples fotografías de Nereo López que entre los años 1996 y 1998 le entregó a la Biblioteca Nacional más de 100.000 negativos y cerca de 20.000 diapositivas que dan cuenta de buena parte de su trabajo; es así que sus colecciones siguen expuestas y cuentan una historia diferente en cada una, algo improvisadas, algunas otras detrás de cámara de rodaje y en otras se aprecian expresiones espontáneas de personas que disfrutaban de su momento; también nos mostraron a la representativa Amparo Grisales en su juventud cuando filmaba la comedia de 1992 La virgen y el fotógrafo.
Finalmente, durante nuestro recorrido gozamos al conocer e investigar de esta cultura que sigue viva e intacta a pesar de los años y que espera ser redescubierta por la mirada de estudiantes como nosotros o del público en general, tantas revistas, libros, periódicos, documentos, manuscritos, material audiovisual almacenados que narran la crónica de un país doliente pero que nace de las entrañas de una lucha colectiva.