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Desde 1816, cuando Nicéphore Niépce sacó la primera fotografía con una cámara oscura y un proceso químico, la fotografía estaba pensada como un proceso que le iba a permitir a las personas documentar eventos, principalmente para estudios científicos e investigaciones. Al cabo de un par de años se mejoró la técnica y podía grabarse la imagen sobre una superficie de piedra, después sobre placas metálicas, hasta llegar al papel, del blanco y negro al color y eventualmente del rollo a un sensor digital.
A lo largo de los años su demanda se disparó hasta el punto que los teléfonos móviles empezaron a incorporarlas, así mismo sucedió con la demanda de celulares, entonces empezaron a verse adelantos tecnológicos uno tras otro de una manera muy acelerada, el tamaño de las cámaras empezó a disminuir más y más, pero lo sorprendente es que mientras su tamaño disminuía, la calidad aumentaba. Cuando la calidad y el tamaño dejaron de ser factores relevantes, empezaron a verse nuevas características como la foto panorámica, el formato tradicional del rectángulo era cosa del pasado, ahora se trataba de capturar un paisaje de lado a lado.
Actualmente los avances tecnológicos han llevado a la fotografía hasta el punto de poder generar una fotografía de 360º, algo nunca antes visto, se rompió por completo la idea de la fotografía “plana” o “rectangular”, dando lugar a un escenario en el que las personas pueden sumergirse por completo en la fotografía y observar literalmente todo a su alrededor. Google Street View fué pionero en esta técnica, la utilizó como un sistema de ubicación y navegación para los usuarios, en el cual pueden ver las calles y en realidad casi cualquier parte del mundo, lo que hay adelante, atrás, a los lados, arriba y abajo.
Estas ganas de sistematizar todos los procesos, pienso que de alguna manera han logrado que algunas personas que pensaron en ser fotógrafos o tal vez en probar una cámara profesional, no lo hicieron y se perdieron de esa experiencia, porque artefactos como los smartphones son cada vez más sofisticados, y las cámaras que tienen integradas son una de sus mejores cualidades, entonces, ¿por qué gastar dinero en una cámara profesional, cuando puedo tener un smartphone con una cámara increíble?
Un claro ejemplo de lo anterior es la disminución en las ventas de cámaras digitales que se presenta desde el año 2016, de acuerdo a la Camera & Imaging Products Association (CIPA) de Japón, la caída fue del 31,7% en comparación con el año anterior (2015), mientras que la demanda de smartphones se disparó hasta las nubes.
En lo personal, en los pocos años que teniendo la oportunidad de estar involucrado en el mundo de la fotografía y usar varias cámaras (análogas y digitales), la llegada de esta tecnología es sorprendente porque se puede explorar un montón de cosas nuevas, capturar momentos de una forma extraordinaria, porque la persona que está observando la fotografía la vive de una manera completamente diferente a como estábamos acostumbrados, su experiencia es más interactiva y emocionante, ya que querrá ver cada detalle de la foto desde todos los ángulos.
Es de esperarse que la fotografía al igual que todos los aparatos sigan evolucionando y como consecuencia nuestro estilo de vida también, en un futuro tal vez no muy lejano puede que el papel y las pantallas sean obsoletas, y la fotografía mute en una especie de holograma, que las cámaras estén implantadas en los ojos, y por qué no que podamos sacar fotos de nuestros pensamientos, ¿quién sabe?
Pero tal vez sea un invento para travel bloggers, exploradores, investigadores y para hacer documentales, pues aún considero (al igual que muchos fotógrafos) que la fotografía análoga tiene una carga sentimental muy grande, su apariencia granulada y con fugas de luz hace que recordar esos momentos sean más “nostálgicos”, es una sensación casi mágica el imprimir y luego sostener las fotos en las manos; pasa algo parecido con la fotografía con cámaras digitales y el proceso de revelado, desde el archivo “crudo” hasta el final, cada persona maneja un estilo propio y tiene un modo único de revelado, mientras que con las fotos de 360° la sensación es más fría, no requiere mucho conocimiento previo para manejar el dispositivo y lograr una buena toma, es más automatizado. No significa que esté en contra, solo que prefiero ser “de la vieja escuela”.