Hace tres horas dije: ¡ahora sí, me llevó el que me trajo! No tenía ni idea que escribir (así es el mundo creativo), pero estando en clase de Constitución ( que pensé que no servía para nada, pero que me inspiró) un profesor contó la historia de un amigo que estando en un grave estado de salud le dijo “Nos gastamos la vida tratando de adquirir cosas inútiles, que al final no nos devuelve el tiempo perdido”. Esa frase hizo que el cerebro pensara algo como “¿no te parece que puede ser el retrato de tu consumidor favorito?, entonces decidí escribir esto.
Días atrás había hecho una reflexión donde decía, que la verdadera publicidad es aquella que no sólo vende productos que contribuyen a una mejor calidad de vida, sino que ayudan al consumidor a crecer como persona. La verdad sería volverme del “montón” si únicamente lo digo y no lo practico. Este blog tiene miles de visitas, y por eso debemos redactar buenos artículos, no sé si vean este, el asunto es que hoy no quiero hablar de la última tendencia publicitaria, del nuevo avance tecnológico para que se “engomen”, tampoco vengo a dar noticias de Google, ni mucho menos a contar cual fue el rating del canal Caracol, con el final de Padres e Hijos.
Hoy vengo a hablar contigo, sí, con el que se cree Dios; hoy quiero hablarte o mejor quiero venderte (el espíritu de publicista es inevitable), algo que no necesita de dinero en tu billetera, ni cupo ilimitado en tu tarjeta de crédito, tampoco necesita de un mensaje de texto; es algo que todos los consumidores del mundo lo aceptaríamos en este mismo momento y algunos hasta lo comprarían, es algo intangible que de verdad cubre una necesidad latente en todo el planeta, algo que ni los mejores productos han podido suplirlo y que por el mismo consumismo, por el mismo afán de estar a la altura de los demás, de estar en un estatus que todos imponen pero que al final ninguno alcanza, están igual de incompletos que tú.
Quiero mostrarte lo mejor que hay en el mundo, pero que la velocidad con la que avanza el mundo, la tecnología, y con esa misma velocidad que vives la vida, han hecho que pierda su valor simbólico y lo traslades a otras cosas que “son más importantes en tu vida”, cosas que pierden importancia sólo cuando la misma marca dice en 30” que hay cosas mejores.
Lo que digo que es más importante que el ultimo Mac, el nuevo diseño de Converse, y la nueva colección de Levi`s; es aquello que siempre has tenido en frente, es tu vida y la de los que te rodean, es el abrazo de tu mamá al despedirse cada mañana, la sonrisa de tu mejor amigo, la llamada de quien pone tu corazón a mil por hora, el consejo de tu papá, o la historia de tu abuelo; es irte de paseo con tus hermanos (de sangre o del alma pero con tus hermanos), es despertarte, y decir que estás vivo aún cuando la noche anterior querías botarte por la ventana de la oficina o del salón de clase y que en este mismo momento muchísimas personas quisieran un poquito de cualquiera de esas cosas, incluso tu, o ¿ me vas a decir que no necesitas algo de esto, y que lo cambiarias por tus tenis? ¡Sí! eres publicista, diseñador o lo que sea, pero también necesitas de esto para comenzar bien el día, para hacer una buena campaña; y así me digas que ¡noooo! (porque te crees Dios), sabes que sí, porque es de los sentimientos que mueven a la raza humana de dónde te pegas cada día para venderle a los demás “cositas varias”, o ¿no lo hizo Ola (ahora Tigo) , con el comercial del niño sordomudo? ¿O Águila cuando invita a tomar a los colombianos mientras ven un partido de futbol?
¿Porque en este mismo momento no dejas de leer esto y llamas a tu mamá o a tu amigos y les dices que son importantes para ti? O ¿Esta noche, le dices a tu hijo o a tu hermanito, que te disculpe por haberle dicho que sus cosas no eran importantes?, Es difícil ¿ verdad? Sacar una campaña, crear una estrategia de mercadeo, diseñar un cabezote también es difícil, y aún así lo haces; la diferencia entre las dos cosas, es que con la primera te demoras 5 minutos y te sientes mejor, la segunda solo te brinda bienestar económico ( y eso, porque con la crisis económica, no creo que te hayan pagado gran cosa)
Tal vez después de haber escrito esto, el supervisor del blog ( o el que lea ) dirá que se me perdió el mundo; tal vez me devuelvan a clase a ver lo mismo del semestre pasado, o tal vez me manden un correo diciendo que este artículo no sirve, porque no habla de nada parecido a la publicidad (si es así, digo que esto no es un artículo, que es una especie de publicidad que hace el blog para que seamos mejores personas cada día ), que por favor lo vuelva a redactar o que no vuelva a subir nada, la verdad no me importa (un artículo mas, un artículo menos que redactar, que mas da). Lo digo porque alguien dijo que quien tiene el conocimiento tiene el poder, y si yo tengo el conocimiento y de cierta forma tengo el poder de hacer que miles de personas o que por lo menos tú, piense un poquito en lo que verdaderamente importa que en lo que vendemos cada día, es más que suficiente.
Cosas y palabras como las del inicio hacen pensar sobre lo que tu profesión hace en tu vida y en la del resto del mundo. Por ejemplo, tengo 22 años y en cualquier momento, esa cosa que corre por mis venas (y que no es precisamente sangre) puede hacer que mi cerebro deje de generar ideas, o que mi corazón deje de sentir pasión por el futbol, el rock, o por escribir. Lo único que he hecho es vender cosas inútiles (de alguna forma), con ideas muchas veces mediocres, porque la rumba del fin de semana no dejó pensar en algo más, o la pereza tampoco dejó hacer un montaje en Photoshop.
Lo más probable es que no cambie el mundo (sino q piensen ¿esto qué o qué?), y aunque digan que en esta profesión no cuentan los intentos sino los resultados, intenté que dejaras de lado el consumismo por un momento (por lo menos lo que dura este texto). Tal vez los que corre por mis venas hoy no va a parar mi corazón (de eso estoy segura), pero por si lo llega a suceder un día de estos, el dolor (porque duele mucho ¡auuuuuuuuuuuch!) va a ser un poquito menos intenso (se va repetir menos veces la vocal u) al saber que tan sólo una persona se detuvo 5 minutos a pensar en su mundo.