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Publicidad buena = Publicidad mala

En varias ocasiones en todo el discurrir de habladurías y conversaciones publicitarias con otros estudiantes,  siempre se llegaba a un punto crucial donde se presta para entrar en polémica y jamás se llega a una conclusión concreta. Cada publicista tiene su propio punto de vista y en vista de este hecho simplemente me limitaré a dar mi punto de vista intentando ser imparcial. El tema es este:  “no toda publicidad buena es efectiva y no toda publicidad mala es tan mala”.

Se debería partir del hecho de definir qué es bueno y qué es malo en publicidad ya que esa concepción nace de uno mismo, ¿bueno es que se vea bien, llame la atención, tenga una excelente producción, tenga el mejor casting, tenga los mejores efectos especiales, sea divertido? o ¿bueno es que depende de lo que se comunique de la forma que sea, venda el producto o servicio? O por otro lado ¿Qué es malo? ¿Es acaso que una pieza, un comercial o una cuña carezca de estética? o ¿o que por el hecho de simplemente ser aburrido el mensaje, ¿no se consumirá el producto o servicio? Recordemos que no hay publicidad mala o buena, sólo hay publicidad.

A mi parecer hay verdad en cada interrogante, se entendería mejor con ejemplos tangibles que podamos evaluar. Es el caso de BONICE de la multinacional Quala que es una marca relativamente nueva, que llenó de risas los televisores colombianos con unas marionetas de pingüinos haciendo y diciendo diferentes cosas graciosas  y que en este momento venden más de 500 millones de BONICE al año.

Claramente nacen preguntas de cuál  es el éxito de este producto, un concepto fácil de digerir, refrescante pero a la vez divertido generando un nivel de recordación alto. Pero entonces suelen decir algunas personas “es un comercial muy malo” y volvemos al interrogante inicial.

Otro caso particular es el de Margarina La Fina, de Grasco. En los años entre ochenta y noventa había un comercial de La Fina donde aparecía una ama de casa muy complaciente en la cocina preparando una cantidad inimaginable de platos exquisitos para su familia y que supuestamente van a comer solo cuatro personas. Los platos se ven apetitosos y al son de una melodía pegajosa entran a la cocina el esposo jugando con los dos hijos que siempre son una niña y un niño a intentar comer algo de los deliciosos platos que aún no se ha servido y todos en familia terminan casi cantando la melodía  de fondo. Pero qué curioso que aún hoy día se utiliza la misma cuña, el mismo código publicitario de la familia y la ama de casa con relación a la cocina. Los cambios son realmente sutiles pero básicamente es lo mismo, entonces es bueno o es malo el comercial, pues a sorpresa de muchos ese tipo de comerciales sigue vendiendo margarinas.

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Lamento la calidad de la imagen pero fué  la unica que encontré de los ochenta del comercial de margarina LaFina.

Eso tiene muchas implicaciones  por ejemplo no hay necesidad de ser creativos  con un target que siempre quiere que se le comunique lo mismo porque así se siente seguro de lo que consume; vamos a ver hasta cuando  cambia este pensamiento cultural.

Y bueno, en el vivir cotidiano encontramos otros casos  muy similares que pueden servir como ejemplos para estar de parte del tema, “no toda publicidad buena es efectiva y no toda publicidad efectiva es mala”, así que los dejo con su criterio y sigamos en el criticar no sólo lo que hacemos sino lo que consumimos.

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