Neuromarketing



Parece una obviedad decir que la publicidad y la tecnología van de la mano. Parece una obviedad porque cada herramienta tecnológica es implementada por la publicidad para maximizar el impacto de lo que se intente comunicar, sea cuál sea el mensaje.

La publicidad quiere vender, no tiene muchos intereses más. Bienes, servicios, artículos, estilos, entre otras cosas, hacen parte del orden del día para cualquier publicista. La tecnología para tal fin, entrega muchas facilidades y llena de herramientas a quién deben producir y reproducir un mensaje que tenga como objeto vender algo.

Colores, sonidos, fuentes, movimiento, forma. Un sinfín de posibilidades creativas se abren como abanicos para los encargados de transformar mensajes aburridos y sin vida, en novedosas punzadas publicitarias que se incrusten dentro de la mente de quiénes reciben el mensaje. Para efectos de la publicidad, la saturación y la frecuente caída en esquemas excesivamente usados que poco generan y estimulan al cliente, no es un secreto, de hecho, una gran cantidad de empresas experimentan tales baches y se ven obligadas a buscar nuevos caminos de innovación, y es ahí, cuando por obvias razones aparece la tecnología.

Redes sociales, nuevos formatos audiovisuales y una naciente teoría, convertida casi en una disciplina, llamada neuromarketing. El neuromarketing es una unión interdisciplinar de la economía, la neurociencia y la biología. “El neuromarketing como herramienta de análisis emergente de la neuroeconomía pretende explicar cómo el cerebro humano se encuentra implicado en los diferentes usos y consumos del ser humano, bien sea para maximizar ganancias en forma lógica, racional, o también,  por placer impulsivo, producto de todas las emociones que invaden el cerebro humano, y toda la corporalidad. En muchos casos el consumo  humano es de carácter  subjetivo y no predecible como lo plantea la economía clásica con su principio de: “maximizar ganancias, minimizando los gastos”. La necesidad de que naciera una corriente como esta, va directamente de la mano con el hecho de que los clientes se han vuelto inmunes a la cantidad de estímulos publicitarios emitidos por los mensajes creados por las empresas y de esta forma, se ha perdido el eco de cada mensaje.

Martin Lindstrom, un danés que a muy corta edad se ha convertido en un gurú del marketing, es uno de los abanderados de esta nueva tendencia. Viaja constantemente por el mundo ofreciendo en sus charlas y conferencias esta nueva alternativa publicitaria, para implementarla dentro de la construcción de mensajes y poder dejar de lado los esquemas pasados que y poca estimulación ofrecían al público.

Evidentemente la alternativa es novedosa, y en cuanto a tecnologia dispone de varias facetas, ya que la misma posibilidad interdisciplinar, habla de un avance tecnológico, y las herramientas a usar, en búsqueda de llegar al subconsciente de los clientes, también tendrá su espacio.

Ahora, una de las propuestas de Lindstrom, con el asunto del neuromarketing, está dirigida hacia la creación de relaciones entre las marcas y los clientes, clientes que pueden ser incluso niños de cortas edades, que desde sus primeros años de vida, se conviertan en generadores de tendencias y estilos, haciéndose dueños particularmente de una herramienta, el internet.

 Este danes propone esto, ya que incluso el mismo se siente un espejo para lo que pueda venir, ya que el inicio su primera agencia publicitaria desde los doce, y sus años dentro del medio le han enseñado algo “CEREBRO MATA CORAZÓN

Martin Lindstrom busca en la mente las respuestas de los clientes a las marcas. Su técnica de neuromarketing ya es usada por Microsoft y Google.

Martin Lindstrom pasa 300 noches al año fuera de su casa en Sydney, Australia, predicando su evangelio sobre el futuro de las marcas y parafraseando al Hamlet de Shakespeare: “Algo está podrido en el mundo de la publicidad”, dice.

Niño prodigio de la industria de la mercadotecnia – fundó su primera agencia de publicidad a los 12 años; de adolescente trabajó como consultor de LEGO, en su natal Dinamarca-,Lindstrom lleva una década diciéndoles a sus clientes globales que los consumidores nos hemos acostumbrado tanto al mercadeo y la publicidad tradicional, que nos hemos vuelto inmunes a sus estímulos”. 

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