Concéntrika Medios

Comunicar digitalmente con sentido social y crítico

Por: Jose Escobar Romero – jescobarr3@ucentral.edu.co 
Formarse en Comunicación Social no es aprender a “postear bonito”, es mucho más, es comprender estructuras de poder, lenguajes, datos, plataformas y audiencias para construir estrategias digitales que transformen conversaciones y realidades, sobre todo en un país como Colombia, donde la desinformación compite con los vacíos de Estado y la desigualdad, la profesión permite producir contenidos para redes sociales con criterio, rigor y propósito social. 

Es por esto que una formación sólida y profesional en Comunicación enseña a partir de la investigación, sobre temas tales como: mapeo de públicos, escucha social, análisis de conversaciones, identificación de marcos narrativos y de poderes enunciativos, para que el comunicador social aprenda a convertir esos insumos en planes editoriales multiformato, matrices de mensajería y rutas de participación que conectan lo digital con lo territorial. 

Persona comunicando digitalmente

Persona accediendo a medios digitales

Así, la estrategia deja de ser un calendario de publicaciones para convertirse en una arquitectura de sentidos que disputa hegemonías simbólicas, abre espacios deliberativos y articula comunidades diversas, de manera tal que estudiar Comunicación Social aporta herramientas cualitativas (etnografía digital, entrevistas, grupos focales) y cuantitativas (social listening, análisis de redes, scraping ético) para entender patrones conversacionales y silencios estratégicos. 

Con este enfoque, los equipos de comunicación pueden tomar decisiones basadas en evidencia, pero también en contexto sociohistórico: no es lo mismo hablar de conflicto armado, población LGBTIQ+ o emergencias climáticas sin reconocer las violencias estructurales que atraviesan de maneras particulares cada una de estas realidades.

Del like al cambio cultural

El comunicador social formado críticamente se pregunta: ¿a quién beneficia este mensaje?, ¿a quién excluye?, ¿qué desigualdades reproduce el algoritmo?, ¿qué imaginarios puede transformar? Estas perspectivas permiten diseñar contenidos que informan, cuidan y activan por medio de contenidos pedagógicos, cápsulas de verificación de información, podcasts comunitarios, lives que explican las políticas públicas o visualizaciones de datos que devuelven el poder interpretativo a la ciudadanía. 

La efectividad, entonces, se mide hoy en día a partir de las capacidades creadas, las conversaciones gestionadas y las agendas trasladadas hacia el bien común, partiendo del hecho de que la comunicación social enseña a producir con principios que promueven la protección de datos, el consentimiento informado, la no revictimización, el enfoque diferencial, la accesibilidad y la transparencia algorítmica. 

Diferentes personas usando sus teléfonos celulares

En redes sociales, esto se traduce en protocolos para el uso de imágenes sensibles, guías para el lenguaje inclusivo, políticas de moderación cuidadosa y rutinas de verificación colaborativa, acciones que se constituyen en elementos básicos para la alfabetización mediática, la cual se vuelve táctica para formar audiencias críticas como parte de la estrategia digital, porque una comunidad que sabe reconocer la manipulación sostiene mejor los proyectos y exige mejores respuestas institucionales.

En Colombia, iniciativas como ColombiaCheck, RedCheq y Linterna Verde han demostrado que el análisis riguroso de narrativas y el chequeo sistemático, no sólo protegen el ecosistema informativo, sino que también son una oportunidad pedagógica para construir workflows de verificación, manuales de atribución de fuentes, bases de datos públicas y formatos virales de validación, que permite explicar sin señalar, y así, fortalecer la confianza y convertir a los medios, a las organizaciones y a los generadores de contenido en nodos de referencia para la ciudadanía.

El triángulo creativo-estratégico

Contar historias relevantes exige dominio de formatos (reels, carruseles, podcasts, newsletters, spaces, hilos de X, lives en TikTok) y comprensión de los lenguajes que circulan en cada micromundo digital, para lo cual, el comunicador social debe aprender a adaptar la complejidad a la claridad, sin perder rigor, diseñando experiencias narrativas en donde la audiencia no es espectadora, sino coautora, o prosumidora, tal como la denominó Alvin Toffler a comienzos de 1980. 

Los comités de audiencias, los foros abiertos, los formularios anónimos o las encuestas interactivas son herramientas que, gestionadas con método, vuelven la estrategia verdaderamente participativa, haciendo que las métricas de los likes o de las reproducciones sirvan como señales tempranas para medir transformaciones de consumo y tomar decisiones más cercanas a estos comportamientos de los interlocutores. 

El enfoque social y crítico impulsa indicadores como la variación en el conocimiento informado de las audiencias, la participación en procesos de veeduría, la adopción de conductas con sentido social (donaciones, denuncias, participación territorial), la formación de liderazgos locales, o la incidencia en políticas públicas, escenarios en los que el comunicador social gestiona los datos para convertirlos  en tableros de control que guían interacciones, rinden cuentas y justifican presupuestos con impacto.

Personas conectadas en las redes sociales

Casos colombianos de contenido social

Mutante

Mutante convirtió el periodismo en procesos dialógicos en los que la audiencia define preguntas, participa de hallazgos y co-crea soluciones, gracias a su interacción profunda, los formatos visuales pedagógicos, la producción de newsletters que abren procesos y un tono horizontal que legitima voces usualmente marginadas, todo esto soportado en investigación social, ética del cuidado y técnicas de comunicación participativa que se enseñan en las aulas de Comunicación Social.

070 / Cerosetenta

El medio de la Universidad de los Andes combina periodismo de investigación con podcasts, explicadores visuales y coberturas con enfoque de derechos. Su estrategia digital se apalanca en el cruce entre academia y calle: investigar con método, editar con sensibilidad y distribuir con creatividad, precisamente el tipo de hibridación para la que se entrena un comunicador social contemporáneo.

Concéntrika Medios

Desde una mirada juvenil y apalancada por los desarrollos de aula de los estudiantes y docentes dela Escuela de Comunicación Estratégica y Publicidad de la Universidad Central, esta plataforma de contenidos digitales cuenta relatos sociales cercanos a su comunidad, pero que podrían ser de interés para cualquiera que comparta afinidades con los temas allí difundidos, gracias a una visión amplia y abarcadora de temas relacionados con la comunicación, el periodismo, la publicidad y las experiencias interactivas. 

Temblores ONG y La Silla Vacía

Temblores ONG ha logrado que sus informes se traduzcan en visualizaciones, piezas pedagógicas y campañas de presión pública que empujan cambios institucionales. Por su parte, La Silla Vacía, con productos como La Silla Llena, convierte a su comunidad en fuente, veedora y protagonista. Estas prácticas requieren formación avanzada en comunicación política, diseño de comunidades digitales y análisis de impacto, que es justo lo que ofrece un pregrado en Comunicación Social serio y actualizado.

Competencias concretas para la era algorítmica

A partir de todo lo anterior, es preciso decir entonces que estudiar Comunicación Social hoy implica aprender a: 

Estas competencias son el motor de estrategias digitales con sentido crítico y social, y por eso, la coyuntura actual exige comunicadores capaces de auditar sesgos algorítmicos, combatir deepfakes con verificación aumentada por IA, diseñar experiencias inmersivas con storytelling interactivo y construir protocolos de resiliencia informativa para comunidades vulnerables. 

Personas en primer plano protestando con pancartas

sí pues, formarse en Comunicación Social y Periodismo con sólidos fundamentos teóricos, éticos y técnicos, es la mejor inversión para que las estrategias digitales no sólo sean eficaces, sino justas, inclusivas y transformadoras.

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