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¿Qué hacer con la brecha de atención en salud mental en contextos rurales?

Hecho por: Maria Paula Landázuri Portilla / @mapi_blue

Cómo se vive la atención en salud mental y las deficiencias del sistema en las poblaciones rurales.

Uno de los grandes retos en Colombia es el acceso a los servicios de salud, pese a que según el Ministerio de Salúd por lo menos el 95.07% de los colombianos tiene una afiliación al sistema de salud esto no asegura que la atención sea la óptima para cada caso.

En el plan nacional de salud rural del Ministerio de Salud y Protección Social se encuentra registrada la gran brecha entre comunidades rurales y urbanas, haciendo especial énfasis en cómo el conflicto y las barreras contextuales impiden brindar atención óptima para las comunidades.

En la entrevista con Luis Carlos Montoya, Psicólogo que trabajó en poblaciones rurales del departamento de Nariño, la mayor queja con la que se encuentra es la del acceso al sistema de salud, que muchas veces se ve obstaculizado por falta de recursos o la pésima calidad de las vías de acceso a los municipios.

Si nos enfocamos en la salud mental veremos que muchas de las dificultades anteriormente mencionadas, son iguales e incluso se incrementan en torno al servicio, sin embargo, según el Ministerio de Salud, la prevalencia de enfermedades mentales en población asciende apenas al 2,6% mientras que en poblaciones urbanas es del 5.5%.

Esta estadística se asocia a dos posibilidades; primero, la cotidianidad urbana tiende a ser más estresante y una causa importante de la prevalencia de la enfermedad mental, y segundo, que hay una mayor dificultad para identificar los casos en las zonas rurales y por eso el porcentaje es más bajo.

Teniendo en cuenta que el campo colombiano es la principal víctima del conflicto armado en Colombia es apenas coherente pensar en los traumas que esas experiencias dejaron en los habitantes.

Según el Ministerio de Salud el 7,9% de los personas en zonas rurales reportó haber tenido una experiencia traumática debido al conflicto armado y el 18,7 reportó desplazamiento por el conflicto o por situaciones de inseguridad.

Es necesario señalar cómo la población rural va disminuyendo según los años. Según el censo del Dane del 2018, por lo menos el 30% de colombianos vive en ruralidad, sin embargo, se proyecta que para el 2050 esta estadística baje al 13% debido a las brechas existentes en la relación a los centros urbanos.

En la experiencia de Luis Carlos muchos de los discursos de los pacientes que atendió se  con traumas relacionados con el conflicto armado, relatos de desapariciones y muertes, situaciones que lamentablemente se volvieron rutina para estas comunidades.

Hablar de salud mental en comunidades rurales es todo un proceso, según nos cuenta Luis Carlos, “tu no llegas con ellos a hablar directamente de trastorno o de enfermedad, no, tu llegas a hablar de dificultadesPara el este discurso permite identificar problemáticas desde la cotidianidad, en un tono que es más amable para la población.

Como mencionamos anteriormente, la prevalencia de las enfermedades mentales en zona rural es más baja, sin embargo, también es menor la percepción de los síntomas y la búsqueda de ayuda, según Así Vamos en Salud, esto se debe muchas veces a barreras actitudinales dentro de la población.

Para Luis Carlos, el sistema muchas veces le falla a la población, para él las instituciones no corresponden de manera adecuada a las necesidades de la población, lo que lleva a aumentar la desconfianza e incluso generar recelo en torno a programas gubernamentales.

Cuando Luis Carlos trabajó en Tumaco tuvo que enfrentarse a esto “yo me enfrente a muchas cosas con la población por qué desde el primer día te invalidan en todo aspecto, por que uno no hace parte de su comunidad, de las situaciones por las cuales ellos viven y por otro lado uno representa aquello en lo que la comunidad ya no cree, que es el gobierno”.

Luis Carlos nos cuenta además cómo las deficiencias alrededor de cómo funciona el sistema pueden hacer que los procesos para los pacientes sean re-victimizantes, casos en dónde, por ejemplo, una víctima de violencia sexual debe repetir su experiencia traumática en repetidas ocasiones, lo que ocasiona un incremento en el estres y la ansiedad del paciente.

Incluso, asegura que instituciones como el ICBF aún llevan registro de los casos en físico, lo que dificulta la atención oportuna. Para él, no es raro ver que parte de la documentación se pierde o se daña, esto hace que se den descuidos debido a la toma de decisiones sin toda la información requerida.

Se hace, entonces, necesario pensar en el bienestar de las comunidades rurales, no es coincidencia que muchos campesinos migran a la ciudad, por ende, es indispensable disminuir la brecha y lograr condiciones óptimas de salud para los contextos rurales.

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