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La aberrante violencia en mascotas, no es solo un animal, es parte de la familia.

Por: Mariana Rubiano

“El caso es lamentable, un grupo de señoras que se dedican a alimentar a los animalitos que son botados allí encontraron a los gaticos bebés con la cabeza destrozada” nos cuenta Beatriz Beltrán, animalista de la ciudad en Caracol Radio, esto ocurrió en Santa Marta el 3 de febrero del 2022..

 

En Bogotá, Nicol Villamil, una voluntaria de hogares de paso para animales en Fontibón, iba a recibir alrededor de 20 gatos provenientes de Valledupar, sin embargo, llegaron centenares de gatos en terribles condiciones, muchos llegaron sin vida.

 

Según el informe de protección animal se tiene un aproximado de 42 gatos llegaron sin vida, pero las voluntarias afirmaron que podrían llegar a ser hasta más de 100 felinos fallecidos.

En Risaralda se presentó el 26 de mayo de 2021. “Luis Alberto Durango le habría lanzado un alimento envenenado a un perro llamado Carpaty Luis Alberto Durango”, explicó la Fiscalía en un comunicado de prensa. 

 

Los hechos quedaron registrados en una cámara de seguridad, el cual es material probatorio, puesto que minutos después de que el animal ingiriera el trozo de comida, el canino empezó a convulsionar. Nos cuenta la fuente de información INFOBAE.

 

 

Estos son solo algunos de los casos que se presentan a diario en muchos lugares del país, de personas inhumanas y aberrantes casos de violencia animal, donde torturan, asesinan, despellejan e incluso abusan sexualmente de estos animales.

 

El ICBF en su sede de la dirección General, ha rescatado aproximadamente a cinco gatos los cuales se encontraban en muy mal estado, sin cuidado e incluso algunos se encontraban en estado de agonía.

Imagen rescatada de Caracol Radio

A pesar de que el lugar en primera instancia no permitía el ingreso de animales a sus instalaciones pero al ver que algunos de los colaboradores eran amables y amorosos con estos animales, ya que les brindaban agua, comida y amor.

 

Desde directivos hasta el personal de aseo general se detenían cuando veían a un gato para acariciarlos y los gatos bastante agradecidos pasaban su cola por entre sus piernas demostrando su afecto.   

 

Hablamos con Yolanda, una señora de aseo general y quien ha sido una de las personas más preocupadas por que a estos animalitos no les falte agua ni comida, ella nos comenta que no entiende cómo los seres humanos sin tan crueles con unos animales tan indefensos, ella tiene un gato se llama Tom y lo cuida como si fuese un hijo más.

Yolanda en la hora del almuerzo separa algunas sobras limpias de comida para dársela a Paco, Coral y  Milú unos de los gatos refugiados que se han ganado el amor de todos los empleados y visitantes del ICBF.

 

El lugar cuenta con bastante espacio al aire libre, tienen plantas y árboles que protegen y dan sombra a estos animales, a pesar de que ellos están la mayoría del tiempo en el parqueadero, los visitantes y colaboradores son conscientes de esto y se fijan muy bien debajo del carro antes de arrancar, para evitar cualquier accidente que ocasione la muerte de los gatos.

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