Y ahí es donde llega el drag como símbolo de resistencia, libertad expresión en su máximo esplendor en donde cada cuerpo es capaz de transmitir un mensaje al treparse y al estar en un lugar seguro, libre para manifestar sus inclinaciones al margen de una sociedad heteronormativa que siempre está tratando de remarcar su heterosexualidad.

Donde los integrantes hablan con sus cuerpos, hablan con su make up, sus atuendos y cada uno de sus performance sin necesidad de usar las palabras, comunican a través de sus expresiones su enojo, tristeza, ira, felicidad, donde se buscan también la lucha de la igualdad y el reconocimiento por el que han tenido que pasar por largos años.

Además de tumbar ese concepto de la masculinidad gracias a todo lo que sus perfomance traen, cuestionan ese discurso de masculinidad con el que hemos crecido ya que lxs drag queens defienden la sexualidad desde un punto de vista queer.

Definitivamente el drag tiene un gran poder donde antes de entrar en un escenario performativo se es alguien pero luego de treparse es como un “bididi bididi bu” y ahora el escenario se vuelve al más simbólico en donde es posible generar experiencias, resistencia, libertad en el escenario, recuerdos, símbolos, permite sensibilizar y ver la verdadera esencia de cada persona.

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