Por: Lina Paola Caicedo Rodríguez

La población afrotimbiriqueña del Cauca ha sido víctima del abandono del estado en medio del conflicto entre guerrillas, la minería ilegal, el microtráfico y la corrupción. Es una zona selvática rodeada de ríos y una biodiversidad envidiable por cualquier país de Europa, pero ampliamente debilitada por su contexto social y la falta de presencia del estado en el ejercicio de garantizar condiciones de vida básicas para su población.

 

Cuesta asimilar como en pleno siglo XXI, en medio de todo el desarrollo mundial y los grandes avances de la humanidad, haya personas viviendo en condiciones deplorables, indignas y sin condiciones de vida tan básicas como lo es tener acceso a un baño; algo tan cotidiano para los que habitamos en zonas que cuentan con lo que otros llamarían un privilegio. 

 

Timbiquí a diferencia de Bubuey tiene mayor reconocimiento en la población colombiana y siquiera es un municipio reconocido por el estado colombiano, pero aun así su población cuenta con edificaciones en estado de deterioro completo, sin rutas transitables en donde las personas que practican pesca (una de las principales actividades económicas del territorio) deben recorrer con dificultad km hasta el mar Ppacífico, entre otras dificultades. 

 

Es algo que los colombianos deberíamos cuestionar y reprochar al gobierno, por toda la incompetencia que se ha evidenciado en estas zonas que no cuentan ni con los servicios más básicos como agua potable, y que a lo largo de los años la población afrocolombiana ha sido tan menospreciada y aislada de las competencias del gobierno de turno. 

 

Recientemente, después de la posesión del presidente Gustavo Petro y la vicepresidenta Francia Márquez, quienes en su plan de gobierno planean prioritariamente impulsar económica y socialmente a todas aquellas comunidades que habitan en zonas rurales, brindando alternativas de vivienda digna para las personas que viven en condiciones de pobreza extrema, y de tranquilidad bajo la premisa de pactar una “paz total” con los grupos armados.

El gobierno actual ha demostrado mayor interés en la inclusión y priorización de la presencia del estado en estos territorios, y esperamos ver resultados tangibles que cambien el panorama actual de esta población tan demacrada desde su reconocimiento como municipio en 1915. 

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