Sí alguien me preguntara ¿valió la pena? con lágrimas diría ¡Sí! Valió la pena todo lo que tuve que sacrificar por llegar hasta este momento, tomar un autobús pagando el ticket de ida con el único dinero que tenía, viajando con la ropa que llevaba puesta, dejar a mis padres religiosos para bailar, validar el bachiller porque en la escuela del pueblo me llamaban maricón, el transitar por la sexualidad de un chico gay, para finalmente convertirse en una chica trans.