Por: María Fernanda Rodríguez López
La cantidad de veces que he oído la frase “La vida es para los valientes” no tiene punto de comparación con las veces que he escuchado “deja de tener miedo”. Mi vida se ha basado en sobrellevar la carga de mis emociones y en aprender a manejarlas. Esa es una cruz que me pesa todos los días, ya que, por no saberlo hacer, he tenido que pasar por diversos trastornos, uno tras otro.
Algunos de ellos, trastorno de ansiedad generalizada (TAG) y colon irritado por estrés, desde los 12. La respuesta de mis doctores en su mayoría siempre la misma: maneja tus emociones.
En definitiva, mi salud mental suele jugarme malas pasadas, y es por todos estos motivos que tener que pasar por una cuarentena obligatoria es un proceso muy difícil para mí y para mi familia, y sin duda alguna para todas las personas que sufren de ansiedad desde antes de la cuarentena e incluso que la han desarrollado durante esta.
La ansiedad, según una publicación realizada por la Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI), es “Un mecanismo adaptativo natural que nos permite estar alerta ante sucesos comprometidos. Una ansiedad moderada puede ayudarnos a mantenernos concentrados y afrontar los retos que tenemos por delante” y es que el verdadero problema se encuentra justo en el momento en donde el miedo, la preocupación, y en general las emociones empiezan a ser tan intensas que llegas a sentir que pierdes el control de tus actos, de tu mente y de tus sentimientos.
Existen diversos trastornos de ansiedad, los cuales suelen expresarse y desarrollarse de diferentes formas. Algunos de estos son: trastorno de ansiedad generalizada, trastorno de pánico, fobia social, agorafobia, fobia específica, entre otros. Sin embargo, la ansiedad puede aparecer como síntoma de otros trastornos, como el trastorno obsesivo compulsivo o el trastorno de estrés postraumático.
Según la psicóloga Claudia Patricia Vega, “Los síntomas que se producen varían, pero algunos que suelen ser muy comunes son: preocupación constante, cansancio, irritabilidad, problemas para concentrarse, conciliar el sueño, sudoración excesiva, tensión muscular, temblores, mareos, presión en el pecho, entre otras”. Los síntomas de la ansiedad son tanto físicos como mentales.
Este trastorno es sin duda alguna bastante complejo y más cuando nos exponemos a situaciones inesperadas, como la aparición de una pandemia mundial, que trae consigo efectos distintos, como el aislamiento obligatorio “para salvar nuestras vidas” y que a su vez produce otros efectos, como la aparición de la ansiedad; porque algo que sí es claro es que no todos vemos ni sentimos la realidad de una misma forma, a otros nos cuesta un poco más enfrentarlo, y de hecho, se predice que muchas personas durante esta cuarentena empezarán a desarrollar diferentes trastornos generados en su mayoría por la preocupación de enfermar o morir, de perder sus empleos, de perder algún ser querido, de sentir que esta situación nunca va a terminar, e incluso presión generada por las noticias alarmistas y redes sociales mal manejadas que hacen entrar en pánico a las personas, al punto de que organizaciones como La Sociedad española de Psiquiatría (SEP) realicen visitas telefónicas para verificar el estado mental de las personas, y, sin irnos tan lejos, la Universidad Central habilitó diferentes plataformas para que sus estudiantes puedan sacar citas con psicólogos que los ayuden a afrontar esta situación que nos cambió la vida a todos.
Para finalizar, la psicóloga Claudia Patricia Vega explicó dio algunos consejos que nos pueden ayudar a manejar y prevenir estos episodios ansiosos: en primera instancia es importante buscar ayuda de un profesional, generar rutinas y mantener nuestros hábitos; es bueno ejercitarse y realizar ejercicios de respiración pues se relajan los músculos y el cerebro segrega endorfinas que generan la sensación de calma y bienestar; intentar al máximo mantener contacto con las personas importantes para nosotros, redescubrir nuestros hobbies. Si fuimos diagnosticados previamente por este trastorno ansioso es fundamental seguir con la prescripción médica y terapéutica, por último es clave limitar el flujo de noticias.
Como portadora de este trastorno, me tomo el atrevimiento de finalizar esta columna diciendo que no nos hace débiles afrontar las circunstancias de una forma diferente, sino que lo relevante aquí es nunca dejar de intentarlo.
Imagen: “Ansiedad”, de Edvard Munch