Por: Mariana Alejandra Rubiano

Lo que le pasó a Julia esa tarde soleada de febrero le puede pasar a usted, así que para prevenirse tiene que leer esta historia.

Julia es una chica estudiosa de quinto semestre de ingeniería ambiental, por cuestiones económicas ella trabaja en una carpintería con su tío Pablo, atiende la caja y a los clientes, por lo tanto, su horario en la universidad es nocturno.

Del trabajo a la universidad hay una hora de recorrido en Transmilenio contando desde que sale, hasta que llega a la universidad, la ruta que ella coje es siempre la misma. Luego de la jornada laboral, se dirige hacia la estación Av. 68, allí espera el J24 que la lleva hasta la estación Universidades, la cual es la más cercana de su universidad.

El viernes 25 de febrero del presente año, Julia había salido tarde de la carpintería, por consiguiente, iba tarde para su parcial, en el estrés y la angustia, ella decide optar por otra ruta, ya que llevaba esperando casi 20 minutos, el J24 no pasaba, optó por coger la ruta fácil, un 6, el cual para en todas las estaciones.

Siempre pasa cuando uno va de afán ¿No es así?

 

Imagen rescatada de la web

Luego de subirse, ella se sienta en las sillas de la derecha que dan al otro lado de la puerta junto a una ventana, la ventana se encontraba abierta debido al calor que había a las 5 de la tarde y en medio de su preocupación por el parcial, Julia tomó la decisión de sacar su celular con el fin de repasar.

Llegando a la estación Flores, se encuentra con su amiga Yurani, es una grata sorpresa verla ya que las dos iban para la misma clase, ya no había sillas disponibles para sentarse, por lo tanto, se ubicó delante de la silla de Julia, iban entretenidas hablando sobre lo que harían luego de salir de clase.

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Imagen rescatada de La FM

Debido a que estaban pensando en ir a Cacao, un bar que queda a unas cuadras de la universidad a celebrar que este es el último parcial que presentaban del primer corte. Julia distraída llevaba su celular en la mano, sin embargo, un presentimiento le invadió el corazón.

Yurani le aconsejó que cerrará la ventana porque ella había visto cómo en varias ocasiones en la troncal de la Caracas, en los semáforos, los ladrones se subían a la llanta y rapaban los celulares en cuestión de segundos, Julia le hizo caso y la cerró.

Más, sin embargo, no fueron conscientes del peligro que se corre en las calles de Bogotá con la inseguridad que existe actualmente.

Imagen rescatada de El Espectador

Entre risas no se percataron del momento en que se sube un señor con un aspecto desaseado, un habitante de calle, el cual pasa por todos los vagones pidiendo monedas.

¿Usted los ha visto?

Yurani le da dos monedas de doscientos pesos, cuando se abren las puertas en la estación Calle 26, el habitante de calle le rapa el celular a Julia y sale corriendo, todo pasa muy rápido.

Julia entra en un estado de shock y Yurani comienza a gritar en toda la puerta ¡LADRÓÓN!, pero es inútil, nadie hace nada al respecto.

Justo en ese momento, Yurani recibe una llamada de Diana, una amiga de las dos, Yurani le comenta la situación que acaban de vivir, Julia no lo puede creer.

Diana les sugiere que se vean en la entrada a la estación para tomar algo, relajarse un poco y explicar bien cómo ocurrió todo, pero Julia estaba bastante inquieta por presentar su parcial.

Llegaron alrededor de las 7 a su clase, Julia le explica todo lo que le sucedió al Profesor, él entiende la situación y les deja presentar el parcial.

Como a Julia, miles de ciudadanos a diario son víctimas de robo, la inseguridad ha incrementado de sobremanera, por eso hay que cuidar los objetos personales y mantenerse alerta en lugares públicos.

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