Por: Michelle Calderón Ruiz (mcalderon2@ucentral.edu.co)

Entre el barullo, el cansancio y la locura del sistema de transporte público de Bogotá, el día a día de la mayoría de bogotanos está marcado por el Transmilenio. Este transporte es esencial para nuestra circulación en la capital. En el vaivén de los viajes, una voz se destaca de entre las demás, habla de un tal José Asunción Silva, sí, ese que aparece en el billete de cinco mil de la tercera edición, aquel con el que usted paga el pan con la leche.


Resulta que es poeta, tuvo un gran impacto en su época, asimismo fue un férreo crítico de las clases altas que aún dominan el país. La voz femenina, nos sigue contando que el cuento tiene un final raro porque, parece que no se suicidó, parece ser que fue un asesinato para callar el chanchullo que se armó por la falsificación de billetes en el año de 1894.


En su mayoría las personas escuchan la historia, se sorprenden por lo aprendido. Es grato aprender al igual que descubrir nuevos datos de nuestra historia. La voz pertenece a Lorena Ruge Gómez, una rola de corazón, que busca enseñar a los bogotanos acerca de la poesía, el arte y la historia de nuestra peculiar patria.
Hace 5 años, Lorena comenzó a trabajar en Transmilenio, proyectó seguir su labor en colegios, universidades y empresas, puesto que, aparte de la poesía, ella trabaja la inteligencia emocional, su meta es brindar su conocimiento a los jóvenes; que comprendan la gran máquina que es su cuerpo así como el potencial que habita en ellos.


Pero devolvamonos en el tiempo al 2017. Lorena trabajó en fotografía de barrio, en Bosa La Independencia, allí laboró por 15 años. Sin embargo, cansada de lo mismo, decidió renunciar para buscar nuevos horizontes, así como, más tiempo para su hijo. Abré un negocio de productos de aseo, contratá dos muchachos, compró triciclos para la distribución de los productos, de esta forma, se encaminó a los barrios con su hijo junto a sus dos ayudantes. No obstante, era la primera vez que administraba algo por el estilo, así que quebró totalmente. Tuvo que vender los triciclos, los dos jóvenes robaron el dinero y mucha gente le quedó debiendo.
La vida no termina, los gastos se mantienen, así que, con hoja de vida en mano recorría todo el día diferentes empresas, en busca de una oportunidad. La experiencia que tenía era exclusivamente de fotografía de barrio, por lo que la rechazaron por falta de equipos además de títulos profesionales, pues, solo tenía técnicos. Recordó la oportunidad perdida por seguir con su trabajo, dejando de lado sus estudios de ingeniería industrial en la universidad.


El desespero por no conseguir trabajo la asfixiaba. Por su situación, comía en casa de su hermana, un día ella le dijo sutilmente que la situación no podía seguir así, el marido de su hermana no tenía dinero para las bocas extras que había que alimentar. Esto confrontó a Lorena, agradece a su familia por su ayuda más aún por sus palabras.


Así que, tomó una decisión que le cambiaría la vida; necesitaba una forma de rebusque y en la circunstancia por la que atravesaba, vio en el Transmilenio una forma de trabajar. Pero, ¿Qué iba a hacer? Desde hace mucho tiempo la poesía había sido su amiga, encontraba en ella un consuelo para su alma.


Le llegó el poema “No te rindas” de Mario Benedetti. Con dudas en su ser, junto a una voz que la impulsaba a seguir adelante, se subió a Transmilenio, aunque, no todo es fácil, los primeros dos días Lorena recorrió la ciudad sin decir una palabra, se cuestionaba del qué dirán. Resulta que el tercer día su hijo le dijo “ Mamá estoy aburrido de comer pan con agua de panela, asimismo comer de almuerzo arroz con huevo. Yo quiero comer cosas ricas, como pollo o carne” Esto partió el corazón de Lorena.


Decidió dejar de lado el orgullo así como la vanidad, se armó de dignidad sin profesar lástima, decidió subir con el poema escrito y comenzó a contarlo. Las personas al ver algo nuevo, decidieron colaborar, ella tiene un cúmulo de sentimientos atorados en la garganta, la única manera que lo saca, es llorando, las personas piensan que puede ser para dar lastima. A pesar de todo, solo ella sabe su situación, con esas monedas recupera la fe de un mejor futuro para su hijo y ella.


Durante 3 años, estuvo hablando sobre la Urbanidad de Carreño escrito por Manuel Antonio Carreño en Venezuela, en 1853, un manual de etiqueta que era muy utilizado antes en colegios Latinoamericanos, según ella la biblia de los colegios. También, hablaba sobre la inteligencia emocional para toda la comunidad, así como de mejorar nuestra autoestima.


Con más confianza en sí misma y en su trabajo, comienza con un amigo una fundación llamada “Arte clásico, El vuelo del colibrí” allí se aventuró a hacer tertulias con abuelos sobre poesía además recogió cine clásico de novelas como El principito, María, La odisea, etc. Creando la oportunidad para que los niños junto a los adultos mayores, desde sus barrios se interesen por el cine junto a la literatura, a pesar de sus buenas intenciones la acusaron de piratería, así que tuvo que dejar de hacer estas actividades.


Lastimosamente, la fundación cierra en 2018 de tal forma que, ella decide abrirse paso sola, con otro proyecto llamado “Fundación Diverdina, diversión y libertad para las naciones” con este proyecto ella pretendía dar charlas sobre sus temas de interés en colegios. Había logrado llegar a 5 colegios en Bosa, pero llegó lo que nos cambió la vida a todos, así es, la Pandemia.


Por esta situación, el proyecto quedó en stop, en estos últimos dos años, llegó a su vida “El corazón del poeta” un libro que sigue de manera detallada la vida de los antepasados también como del gran poeta José Asunción Silva, es escrito por Enrique Santos Molano, es publicado por la Alcaldía Mayor de Bogotá. Secretaría de Cultura, Recreación y Deporte. (Bogotá, CO), está obra está disponible gratis en las colecciones digitales de Bibliored.


Pero no nos desviemos, ella lo consiguió de tal forma que, empezó a difundir un pequeño resumen en Transmilenio. Lo hace con el fin de que la gente salga de la oscuridad que hay en su mente sobre todos los cuentos que existen en Colombia además que su vigencia no ha terminado. Ella explica que su labor es la de educar, desde los libros en adición con la poesía, desde entender nuestras emociones, combatir con la depresión también con la ansiedad, igualmente de recordar nuestra memoria colectiva que se ha ido trifurcando con el paso de los años.


Para ella trabajar en Transmilenio ha sido algo maravilloso, claro ha tenido dificultades con algunas personas, a pesar de todo, ama su labor así no sea reconocida. En este momento trabaja en un Callcenter, sin embargo, cada vez que tiene tiempo, se va contando sus relatos.


Sueña con que su fundación alcance a más personas, que pueda trabajar en colegios, universidades y empresas, realizando su labor en los diferentes aspectos que domina, su quehacer es algo hermoso del mismo modo un acto digno de admirar, ella nos entrega un poco de la historia olvidada o no contada de las calles que recorremos en varias ocasiones de nuestra vida.

Publicado por Concéntrika Medios

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